martes, 7 de junio de 2011

Capítulo 2 - ETRUSCOS

ARQUEOLOGÍA ETRUSCA
Etruscos
Los etruscos fueron un pueblo de la antigüedad cuyo núcleo geográfico fue la Toscana, a la cual dieron su nombre. Eran llamados tyrsenoi, o tyrrhenoi, por los griegos y tusci, o luego etrusci, por los romanos; ellos se denominaban a sí mismos rasena o rašna.

Introducción
Fuentes literarias, históricas, arqueológicas, epigráficas o numismáticas.
Las fuentes históricas, nos dicen que estaban situados entre el Tíber y el Arno, el Tirreno al este, y los Apeninos al oeste.
Las fuentes literarias que hablan de este pueblo están impregnadas de un cierto romanticismo y misterio, es un pueblo considerado como fatalista no es una novedad y predestinado a un fin. Creían que el destino era ineludible, que todo estaba previsto.
Su cosmogonía decía que el mundo duraría unos 12000 años y de éstos, los 6000 últimos serían protagonizados por el hombre y Etruria (Toscana), solo poseía una parcela de esos 6000 años. En cualquier caso, los planteamientos coincidían en que este pueblo desapareció como cultura en torno al Siglo I d.C. Esto es lo que dicen las fuentes.
Yendo a las históricas, sorprende en primer lugar porqué los etruscos alcanzaron un alto desarrollo cultural con respecto a los demás pueblos de la Península Itálica y porqué además en este lugar y no en otro de condiciones similares. La respuesta pudiera ser el amplio contacto del pueblo etrusco con el mundo griego; ya desde el Siglo VII a.C., sobre el 650. ¿y porqué con los etruscos? Según Redondo, porque los contactos con los griegos se habían producido con mucha mayor anterioridad, aunque eran contactos interrumpidos con la etapa oscura del mundo griego. Pero se plantea la posibilidad que estos contactos ya se dieran desde la época micénica griega. 
         
El pueblo etrusco, aunque se desarrolla por este concepto desde el Siglo VII, sin embargo no se convierte en un simple imitador de una cultura superior, sino que impone su sello personal a esa aculturación impresionando incluso a los griegos y romanos, que se benefician de los logros de este pueblo.
Aún hoy este pueblo plantea problemas, que le hacen misterioso, pues sus propias fuentes de información son indescifrables. Este es el caso de su escritura; se sabe que le fue proporcionada por los griegos de Cumas (Sur de Roma) y es griego en su variedad Calcídica, sistema de escritura que adaptaron a las necesidades fonéticas etruscas. Se conoce, por tanto, su escritura pero no su lengua, que no es indoeuropeo, ni está, al parecer, emparentada con ninguna otra lengua conocida en la antigüedad.
La epigrafía tampoco nos sirve de gran ayuda porque los epígrafes conservados tienen escaso contenido historiográfico. Son inscripciones bien funerarias, bien votivas. Tampoco la epigrafía nos permite conocer la estructura de su lengua.
Hay que recurrir, por tanto, a la arqueología que es extraordinariamente rica.  Pero no deja de ser arqueología y hay que tener presente las limitaciones de esta ciencia, que puede decir muchas cosas; cómo vivían, qué comían, dedicación económica; pero da lugar a interpretaciones diversas sobre el mundo del intelecto y por eso se requiere precaución de recurrir así a planteamientos comparativos entre el mundo griego y el mundo etrusco.

Origen del Pueblo Etrusco
Su origen y desarrollo cultural están unidos al hecho de que no se sepan descifrar sus escritos: uno de los temas más estudiados y rodeados de misterio con respecto a la Antigüedad.
Su origen, como el de otros pueblos de la Antigüedad fue definido por los griegos según el “uso de la época”, es decir, “alguien tiene la culpa de esto”: personificación de los inventores, situaciones y fundaciones; un mítico héroe griego funda el mundo etrusco, origen de una migración.
Heródoto los ubica en el mar Egeo, concretamente en Lidia (actual Turquía) y esta suposición de Heródoto toma raíz y así, por ejemplo, Virgilio, que tenía antepasados etruscos, utiliza indistintamente al referirse a este pueblo los términos etrusco y lidio. La única excepción en la Antigüedad a esta hipótesis la protagoniza Dioniso de Halicarnaso, de época de Augusto, que considera que los etruscos son autóctonos de la Península Itálica, ya que ni su lengua, ni su cultura, ni sus costumbres poseen paralelos entre lidios y pelagos. Es culturalmente una excepción.
En época moderna tenemos más datos con la arqueología y la epigrafía. En un principio se plantearon 3 hipótesis:
      I.         Origen Oriental.
    II.         Origen Septentrional.
  III.         Autóctona.

I) La hipótesis oriental, es la más comúnmente aceptada y se fundamenta en cuatro puntos:
Coincide lo que dicen las fuentes y el contenido de la cultura etrusca, en gran medida oriental, orientalización de Etruria en los siglos VII y VI a.C,
Los rituales, de adivinación y revelación, no son exclusivos, pero son más propios del mundo oriental.
Parece ser que pudiera existir una relación lingüística entre el etrusco y una lengua desconocida del mundo del Egeo.
La posible identificación de los Etruscos o tirrenos con el término TRS.W de una inscripción de Karnat que conmemoraba una victoria egipcia sobre los llamados pueblos del mar.

II) Los partidarios de la teoría del origen septentrional, se fundamentan en los siguientes puntos:
El planteamiento que hace Tito Livio, que postula que los etruscos tienen el mismo origen que los pueblos alpinos, en particular los ¿retos?.
Un dato arqueológico: plantea también la posibilidad de que la cultura Villanobina, previa al periodo orientalizante, al Siglo VII a.C., derive de una cultura asentada en el valle del Po, cultura de las terramonas, y que esta cultura derive a su vez de otra cultura, conocida como cultura de los palacios  de los lagos alpinos, de Europa Central.
Un dato lingüístico: la supuesta pertenencia de la lengua etrusca a un grupo étnico lingüístico denominado “retotivénico”. Basado en que han aparecido en la zona de Ratia unas inscripciones etruscas.

III) La tercera hipótesis, origen autóctono; defiende que los etruscos son un reducto del Neolítico y que su lengua es, por tanto, anterior al estrato indoeuropeo.
La aceptación de cualquiera de las tres teorías plantea problemas. Así, la primera, la teoría orientalizante: la orientalización no es exclusiva del mundo etrusco; se da en todo el Mediterráneo. Al no ser exclusiva no puede ser argumento exclusivo. Además, en torno al año 1200 se produce la mítica destrucción de Troya, símbolo de la crisis del mundo.
Por otra parte, la relación del etrusco con la lengua desconocida también es muy difícil porque solo hay un testimonio.
La teoría septentrional, por su parte, es la que peor se presenta, no aporta una epigrafía ni una arqueología digna de ser tenida en cuenta. Además, no se  ve discontinuidad entre la cultura Villanobina y la Etrusca.
La autoctonía  tampoco está libre de dificultades. La opinión de Dioniso de Halicarnaso es tendenciosa. Él intenta privar al pueblo sometido de los etruscos de un origen semejante al romano.
Redondo no es partidario de las teorías invasionistas, cree en la autoctonía, sino del pueblo etrusco, sí de la cultura etrusca. No hay indicios que hagan pensar que se produjo un corte brusco desde los villanobianos a los etruscos.
Estos se han desarrollado en el mismo lugar, aunque pudieran haber estado influidos por un grupo dominante. Influye el mundo oriental.

Bronce final y Periodo Orientalizante
Desde el punto de vista arqueológico está claro que la unidad cultural que presentaba la Península Itálica se trunca en el Siglo XII a.C. y se entra en el Período del Bronce final que no se desarrolla en todos sitios de igual forma. En Etruria la cultura Villanobina que mostraba una gran vitalidad y pujanza influye en otras áreas más cercanas, hacia el norte y el sur, la Campania, en torno al siglo IX a.C.
En el siguiente período, en torno al siglo VIII: “Periodo Orientalizante”, llamado así porque el arte y la cultura de las regiones mediterráneas se abren hacia las experiencias figurativas de oriente: no tanto el pensamiento, la religión, o la política, sino la cerámica, el ornamento, las construcciones, etc... .
En este periodo Oriental en Etruria se puede apreciar que se rompe la homogeneidad social de la época Villanobina: Aparece un elemento esencial en las sociedades antiguas, la aristocracia. Surge ésta porque tiende a diferenciarse tanto en la vida cotidiana como en la de ultratumba, lo vemos en los ajuares funerarios. Se ha dado, pues, una diferenciación económica.
Además, Etruria mantiene amplios contactos con los griegos, renovando posiblemente las relaciones mantenidas previamente, antes de la desaparición del mundo micénico. Los griegos actúan como catalizadores del desarrollo etrusco; no se limitan a intercambiar productos, sino que también les proporcionan avances tecnológicos: olivo, vid, etc. y el sistema de escritura.

La aristocracia  será la principal receptora de estos avances, que reforzarán su posición de privilegio en la sociedad. Aceptan no sólo estas innovaciones sino que también la aristocracia etrusca asume la carga ideológica que suponen las distintas innovaciones (el banquete).

La nobleza provocará también, es elemento dinamizador, un cambio en la propia apariencia de los asentamientos etruscos. Su  supremacía la llevará también al ámbito de la figuración: viviendas con cimientos de piedra, tejas, casi palacetes, frente al resto de la sociedad, marcos más adaptados a su nueva situación y condición.
También cambia la apariencia de la vida de ultratumba. También ahí el noble intenta mostrarse superior. Se verán túmulos de cámara, pero el resto de la sociedad serán los pozos o fosas. Se diferencian también onomásticamente, utilizando una forma bimembre: nombre y gentilicio.
La realidad social orientalizante no es la que nos refiere la historiografía clásica. Se habla de una sociedad bipolar: aristocracia-servidumbre, sino que la estructura social y económica de este periodo es más compleja, no existía esta bipolaridad, había grupos intermedios: ejemplo, presencia importante de artesanos extranjeros, sobre todo desde el 625 a. C. Destacan los extranjeros de origen griego. Algunos de ellos incluso se conocen por las firmas de las cerámicas, como un tal Demerato Corintio, que abandonó su patria por motivos políticos y se estableció en Tarquinia (Etruria) con un séquito, entre ellos artesanos (según Plinio). Estos artesanos fueron importantes en el desarrollo de Etruria, ya que introdujeron nuevas técnicas y perfeccionaron las ya existentes. Un hijo de Demerato se instaló en Roma, ya con un nombre de Rey.
Existía también una movilidad social, en el grupo de los aristócratas, no de igual modo en el resto de grupos sociales, pues se ponían numerosas objeciones para conceder, por ejemplo, el derecho de ciudadanía.

Periodo Arcaico, Edad Dorada del mundo Etrusco
La cultura etrusca se extendió no sólo por Campania. Pero este proceso se produjo por conquista o colonización. Redondo desecha la conquista porque vacilaría la unidad de las ciudades etruscas que no se produjo nunca; solo hubo una unificación religiosa antes de caer el mundo etrusco. Entonces fue más bien una colonización.
Las colonizaciones tuvieron lugar en el periodo Arcaico, periodo del comercio, tráfico de mercancías e intereses, equilibrio más o menos estable en el Mediterráneo. Las relaciones entre etruscos y griegos no se rompen ni siquiera con la fundación de Massalia (Marsella). Esta comunicación sólo se rompe cuando los griegos pierden sus metrópolis, concretamente cuando los foceos pierden Focea de mano de los persas.
En Córcega fundación de una  colonia. Según Heródoto, los foceos de esta colonia se dedicaban a la piratería. Algunas ciudades etruscas y Cartago se unieron para enfrentarse a los foceos y aquí puede estar el primer acuerdo romano-cartaginés del que se había entendido que Roma se consideraba una ciudad de ámbito etrusco que también firma entonces dicho pacto. Parece ser que ganan los etruscos, pero sin embargo pierden porque con la batalla de Alalia 545 a.C. desaparece la supremacía etrusca y Etruria no ejerce el control. Se producen saqueos constantes de la costa etrusca que debilitan sus ciudades. Surge una nueva potencia, Siracusa, que ha conseguido vencer a los cartagineses en Himena en el 480 a.C. y poco después a los propios etruscos en el mar, frente a Cumas en el 474 a.C.
A finales del siglo V a.C. se puede decir que el proceso de fijación de las fronteras ha terminado. Además este proceso de configuración territorial se acompañó de fuertes tensiones sociales y políticas. Así, la monarquía deja paso a la república en manos de un magistrado electo y no vitalicio. Dicha transición es difícil de explicar; hay que recurrir a Grecia. Se cree que es posible que apareciesen algunos líderes populares o tiranos griegos, cuyo apoyo son los grupos sociales surgidos del desarrollo económico del siglo VI, comerciantes y artesanos, consiguen así derrocar a la monarquía.
Las consecuencias inmediatas son la aparición de tendencias isonómicas, que duraron poco tiempo, y que en los Siglos VI-V chocaban con la visión que dan los grecolatinos de una sociedad etrusca bipolar: ricos-pobres. El resultado de la crisis del Siglo V sería una estratificación social pero no la bipolaridad, porque los grupos oligárquicos se harán entonces con el poder, poniendo en práctica sistemas políticos dirigidos a su propia autoperpetuación.

Los pasos serían: Monarquía-República Isonómica-Crisis-Surgimiento de gobiernos oligárquicos.

La decadencia etrusca
El comienzo del fin empezó en Cumas. A partir de entonces los etruscos pierden su mercado y son incapaces de recuperarlo. Siracusa ocupa su lugar. Las ciudades etruscas cuya actividad económica se fundamenta en el comercio verán unas nuevas circunstancias que afectarán en menor medida a las ciudades del interior.
         
No sólo han perdido la influencia marina sino que sienten ya las circunstancias de esas crisis. Los mismos territorios, además, están amenazados por pueblos montañeses del interior, que por una crisis demográfica llevan a cabo rapiñas en territorios etruscos antes no pisados. Las propias fuentes griegas hablan de esta situación. Son incursiones no anexiones. Pero en el norte de la zona los etruscos sufren la presencia de celtas que se encontraban allí desde el 600 a.C. pero que ahora se asientan de forma masiva, aunque no acaban con la cultura etrusca que pervive hasta fechas posteriores. La primacía es ya gala, no etrusca.
Los problemas de los etruscos son ahora conflictos que les llevan a perder la independencia, el primero que se producen entre  Roma y Veyes, no hay que entenderlo como un conflicto entre naciones sino como un típico enfrentamiento entre ciudades en el mundo arcaico. Sin grandes ayudas una y otra ciudad.
Este enfrentamiento se produjo porque ambas ciudades tenían interés en controlar los pasos del Tíber y otros pasos comerciales. Aunque el problema se complicó por la necesidad que tenía Roma de nuevas tierras, lo cual llevó a la anexión, en el 396, tras un largo asedio de 90 años. Toma la ciudad etrusca y se anexiona Roma a Veyes.
La situación de Etruria se agrava progresivamente y a principios del siglo IV ya ha perdido su influencia industrial y comercial. Aunque se inicia una tímida recuperación no alcanza muchos logros.
La oligarquía sigue mostrando una tendencia endogámica. Los grupos medios inician también su recuperación, pero no interesan a la aristocracia.
En el 350 se produce un nuevo enfrentamiento militar entre Roma y las ciudades etruscas lideradas por Tarquinio que terminó finalmente en el 351 con una tregua, y en el 311 el conflicto brota de nuevo, pero ya Roma es la dueña del Lacio. Van cayendo poco a poco las ciudades etruscas hasta que en el 265 Volsini, centro religioso del mundo etrusco fue destruido y Etruria desaparece de la geografía histórica y pasa a ser parte de la historia de Roma.
Etruria se incorpora a Roma desigualmente, porque dependiendo de las actitudes respectivas que cada ciudad mostró con Roma. Mantuvieron una autonomía interna y se les exigían más prestaciones de carácter financiero y militar.
En el 90 a.C., finalmente, tras la llamada “Guerra Social”, Roma concede el derecho de ciudadanía a todos los pueblos itálicos y los antiguos tirrenos fueron ya ciudadanos en todos los sentidos.

Instituciones Políticas
Se carece de fuentes directas, por tanto recurrimos a otros modelos políticos supuestamente parecidos: griegos y latinos. Información que ha de adaptarse a la escasa información que tenemos sobre el mundo etrusco.

Se puede ofrecer un modelo político e institucional de cierta fiabilidad, sin entrar en detalles. Las tradiciones más antiguas hacen pensar en un primer sistema monárquico y prueba de ello son los nombres de algunos personajes míticos que pudieron ser reyes: Alcestes de Perugia, por ejemplo, personajes de los que hay referencias. Otros son más históricos, no míticos, que fueron reyes, como Tolumnio? de Veyes.
En la lengua etrusca el término “rex” era denominado LAUCHE o LACHUME, que pasó al latín como LUCUMO.
Igual que en Grecia, en Roma un magistrado de orden sacerdotal mantuvo su término monárquico en época postmonárquica. Los romanos odiaban la monarquía pero mantuvieron el término “rex”, posiblemente por connotaciones religiosas. Tomando como paralelo al “rex” romano, se supone que el Lucumo etrusco era la máxima autoridad de la ciudad, comandante del ejército y de la religión pública; “Máximo Pontífice”.
Sin embargo, se sospecha que el poder del Lucumo no fue absoluto, sino limitado por algún órgano colegiado, es decir, el Senado (en Grecia Areópago).
De este órgano de notables no se tienen noticias de ningún tipo. La arqueología da pruebas de una casta aristocrática diferenciada (para los etruscos) que tenían que tener algún tipo de representación política. El Lucumo sería el elemento más destacado de esta élite dominante. No sabemos igualmente si esta monarquía era hereditaria o electiva. Ambas valen.

Desaparecido el Lucumo, dos magistrados, llamados ZILCTH ocuparon ese vacío de poder. Las fuentes también hablan de otro magistrado PURT o PORTNE, con una función difícil de identificar. También estaban los CAMTHAI, que deben ser magistrados menores, semejantes a los ediles romanos.
También otro de nombre MARU, quizá con vocación religiosa. Parece que no había una asamblea popular, porque la sociedad etrusca es excesivamente oligárquica. Sí es importante destacar que a los aristócratas debía de existir algún órgano colegiado que los representase con funciones semejantes a las del senado, de control.

La sociedad
Bipolaridad de la población etrusca de la que nos hablaron los autores grecolatinos basada en el binomio: principes-servies. Pero esa imagen no es cierta, aunque es la más difundida. Sería el primer caso de la historia, sólo se da en algunos casos en Egipto. Hay sustanciales y diversas diferencias o estratos económicos y cierta diversidad laboral que indican que la actividad económica laboral se traduce en la “presión social”. La economía depende de la sociedad y plantea, por tanto, connotaciones o diversidad social, que tendrán un trasfondo jurídico cuando esté sancionada jurídicamente. Cuando estos sólo por pertenecer al grupo social más elevado económicamente pueden optar a las magistraturas (los aristoi en Grecia). Sin una diversidad económica y actividad laboral variopinta en el mundo etrusco, difícilmente podemos hablar de bipolaridad, pero se puede plantear dentro de una sociedad urbana. Sí dentro de una rural, al menos teóricamente. La sociedad urbana es la culminación de los logros espirituales y sociales del ser humano.
Ahora bien, ¿se podría relacionar esa estructura económica con una diversidad social? No, 18 ajuares funerarios distintos, no son síntoma de 18 órdenes sociales diferentes. Los que no son aristócratas, no pueden optar a las magistraturas como nos muestra la no existencia de una asamblea popular. No existe la promoción política. No existe paridad política.
Entre la aristocracia y la masa campesina hay un grupo intermedio económicamente constatado que tiene un reflejo social difícilmente definible. La aristocracia debe estar perfectamente definida jurídicamente. Debe actuar conjuntamente para asegurar su supervivencia homogénea, mientras que los grupos intermedios son heterogéneos y desunidos que habitan en la ciudad. Los aristócratas tienen el poder de la tierra, dominan el campo. Existe también un grupo social dependiente, también heterogéneo. Los autores que al referirse a estos grupos dependientes vacilan a la hora de nominarlos y esto se debe a que no todos son iguales. Unos hablan de “servi”, “plebs”, “penestai”, “oiketai”... Vemos también en las fuentes epigráficas, que emplean diferentes términos.
La participación política es excluyente; sólo grupos privilegiados. Aquí radican las diferencias entre los etruscos y Grecia o Roma con los que tuvo evidentes contactos. Con Grecia incluso antes de la caída del mundo micénico.
Hablan los escritores grecolatinos de forma despectiva sobre los etruscos, y también sobre cualquier pueblo dominado. Idealización de la “patria romana” (Dea Roma) que se divinizó. Este sentimiento no lo tenían los etruscos.

Caso curioso: el llamado estatus de la mujer en la sociedad etrusca. El caso de Esparta ya se conocía (pero en Esparta era total), la mujer podía hacer lo que quisiera, el adulterio no estaba considerado, su papel primordial era tener hijos, llevar una vida licenciosa; asistía a espectáculos y a banquetes, tenía la misma capacidad jurídica que un hombre, podía poseer bienes y esclavos. En el caso de Roma también, pero siempre el administrador era su marido. La explicación es que la aristocracia etrusca era endogámica y trae muchos problemas y el varón es el que guerrea y está amenazada, por tanto, por la escasez de varones hasta el punto que algunas familias para no desaparecer echaron mano de las mujeres (Oligantropía?). También pueden tener cierta importancia los sistemas matriarcales del mundo etrusco.

Las ciudades
Nacen en el territorio etrusco sobre otros centros anteriores, no hay ruptura sino una evolución de la anterior cultura Villanoviana. Otros, en cambio, desaparecen. Eran lugares fácilmente defensibles, con agua cerca, con un clima bueno, cerca del mar pero a suficiente distancia del mismo (para que puedan servirse de las ventajas del mar y librarse de los piratas).
Su literatura sagrada se preocupa de los asentamientos de las ciudades que hay que entender como una reelaboración que puede valer para ciudades “ex novo” pero no para las anteriores. “Etrusco ritu” (nombre del rito que se hacía para fundar una ciudad): un sacerdote ayudándose de la “groma” hacía el rito. El sacerdote vestido con un traje procedía a la delimitatio del asentamiento urbano con una pareja de bóvidos y un arado, bóvidos vírgenes, según algunos, pero realmente eran purificados. Cuando llegaba al espacio de la puerta levantaba el arado y todo lo delimitado se consideraba sagrado.
Ninguna ciudad etrusca se creó bajo este sistema pues no son el acto exclusivo de un fundador sino el resultado de un proceso evolutivo.
Estos principios urbanísticos tan evolucionados son relativamente recientes, posteriores al siglo VII a.C. No es otra cosa que el esfuerzo de racionalización de una sociedad para entender el mundo racional y su explicación con el cómo divino.

Los etruscos dotados de un grado de civilización muy superior al de las poblaciones itálicas de esos territorios, se impusieron culturalmente sobre ellas, desarrollando una estructura de ciudades-estado unidas por una comunidad de religión y de cultura, similares a las de la antigua Grecia, de las cuales fueron las principales Ceres, Clusium, Tarquinia y Veyes. Dotados de grandes condiciones para la industria y el comercio, así como pueblos obviamente navegantes, los etruscos prosperaron en la elaboración del bronce y el hierro para la fabricación de armas y otros instrumentos bélicos como corazas y carros de guerra y en la fabricación de elementos ornamentales de oro, que comercializaron en toda el área del mar Tirreno, especialmente con los griegos y los fenicios.

El contacto con los griegos de las cercanas colonias de Sicilia y el sur de la península italiana, ejerció importante influencia en algunos aspectos de la civilización etrusca; especialmente en la arquitectura y la pintura. Cabe a los etruscos haber introducido en la arquitectura griega una importante innovación que luego sería transmitida a la civilización romana, al emplear en sus construcciones las bóvedas y arcos.

Líderes etruscos conocidos
·       Osiniu (en Clusium) probablemente a principios del siglo XI a. C.
·       Mezentius 1100 a. C.
·       Lausus (en Caere)
·       Tyrsenos
·       Velsu siglo VIII a. C.
·       Larthia (en Caere)
·       Arimnestos (en Arimnus)
·       Lars Porsena (en Clusium) finales del siglo VI a. C.
·       Thefarie Velianas (en Caere) finales del siglo V a. C. – principio del siglo IV a. C.
·       Aruns (en Clusium) hacia el 500 a. C.
·       Volumnius (en Veii) a mediados del siglo IV a. C.–437 a. C.
·       Lars Tolumnius (en Veii) finales del siglo IV a. C.–428 a. C.
·       Tarquinius (siglo IV a. C.)

Relaciones con otros pueblos:
Los etruscos eran un pueblo netamente comerciante desde el inicio hasta el final de su civilización, principalmente marítimo, aunque también terrestre. Por otro lado, sus tierras se vieron invadidas varias veces por pueblos bárbaros ya que sus ciudades eran muy ricas y codiciadas, eran paso obligado hacia las fértiles tierras de la Campania y para llegar a Roma (como ocurrió, por ejemplo, con la invasión de Aníbal). 
En un principio se aliaron y repartieron las zonas de influencia marítima con los fenicios, en contra de los helenos. Hacia el siglo IV a. C. estrecharon relaciones con Corinto y cesó la hostilidad con los griegos. Sin embargo, en el 545 a. C. se aliaron con los cartagineses nuevamente contra los griegos.

En cuanto a lo continental, tuvo numerosos enemigos. Desde un principio, la Liga Latina (con Roma de aliada o a la cabeza de la misma), en el Lacio; en la Campania los samnitas; en las costas e islas los siracusanos y cumitas y en las llanuras del Po los pueblos celtas serán enemigos de Etruria. Solo conservarán como aliado incondicional durante toda la historia de esta civilización a los faliscos (pueblo que estaba al oeste del Tíber).
Hacia el 300 a. C. se aliaron con los helenos en contra de cartagineses y romanos, por el control de las rutas comerciales.
Hacia el 295 a. C. una liga de etruscos, sabinos, umbros y galos cisalpinos combatió contra Roma, saliendo esta última victoriosa. Sin embargo, en sucesivas alianzas temporales con los galos continúan luchando contra los romanos, hasta que una alianza con Roma contra Cartago tiene lugar. Tras esto, los etruscos, ya en decadencia, comienzan a ser absorbidos por los romanos.

Inscripciones
Las principales evidencias de la lengua etrusca son epigráficas, que van desde el siglo VII a. C. (se dice que los etruscos empezaron a escribir en el siglo VII a. C. pero su gramática y su vocabulario difieren de cualquier otro del mundo antiguo) hasta principios de la era cristiana. Conocemos unas 10000 de estas inscripciones, que son sobre todo breves y repetitivos epitafios o fórmulas votivas o que señalan el nombre del propietario de ciertos objetos. Aparte de este material contamos con algunos otros testimonios más valiosos:

El Liber Linteus o texto de Agram es el texto etrusco más largo con 281 líneas y unas 1300 palabras. Escrito en un rollo de lino, posteriormente fue cortado a tiras y utilizado en Egipto para envolver el cadáver momificado de una joven mujer; se conserva actualmente en el museo arqueológico de Zagreb (probablemente cuando esto sucedió se consideraba que tenía más valor el rollo de lino que el propio texto, que paradójicamente hoy es nuestro mejor testimonio de la lengua; tal vez si no hubiera sido conservado como envoltura ni siquiera habría llegado hasta nosotros).
Algunos textos sobre materiales no perecederos como una tablilla de arcilla encontrada cerca de Capua de unas 250 palabras, el cipo de Perugia escrito por dos caras y con 46 líneas y unas 125 palabras, un modelo de bronce de un hígado encontrado en Piacenza (unas 45 palabras).
Aparte de estos testimonios tenemos dos inscripciones interesantísimas más: la primera de ellas es la inscripción de Pyrgi, encontrada en 1964, sobre láminas de oro que presenta la peculiaridad de ser un texto bilingüe en etrusco y púnico-fenicio y que ha ampliado considerablemente nuestro conocimiento de la lengua. La segunda de las inscripciones, resulta algo intrigante, ya que fue encontrada en la isla de Lemnos (N. del mar Egeo, Grecia) de unas 34 palabras, y que parece escrita en un dialecto diferente de los encontrados en Italia, tal vez esto sea sintomático de la presencia de colonias etruscas en otros puntos del mediterráneo o bien se trate como otros autores sostienen de una lengua hermana del etrusco, el lemnio, aunque se considera que la presencia de una sola inscripción no nos aclara gran cosa.
Seguramente la inscripción de Pyrgi es la única inscripción etrusca razonablemente larga que podemos traducir o interpretar convenientemente gracias a que el texto púnico que parece ser una traducción casi exacta del texto etrusco es perfectamente traducible. Con respecto al acceso a las inscripciones: la mayoría de inscripciones etruscas conocidas y publicadas se hallan recogidas en el corpus inscriptionum etruscarum (CIE).

Arte:
El arte etrusco que abarca aproximadamente entre los siglos VIII al III antes de Cristo, se caracteriza por su capacidad de adaptación, de improvisación, su fuerte carga expresiva y la tensión dramática que respira esencialmente la escultura. Entre sus valores figura haberse convertido en un importante legado para los romanos en cuanto a creatividad y carácter práctico. En su evolución se aprecian siempre dos tendencias o vertientes que en algunos momentos resultan incluso paralelas y coetáneas. Por un lado se distingue una tradición dominante en la alta sociedad etrusca y con importantes influencias griegas; y por otro lado, otra tradición de carácter más popular, más espontánea y fogosa. Como ocurre con otros ciclos artísticos, se pueden distinguir también varios periodos que los autores e investigadores vienen sistematizando a través de esquemas y modelos muy diversos. Según éstos, hay quien distingue fundamentalmente dos etapas, una de esplendor, desarrollada hasta el siglo V antes de Cristo, y otra de general empobrecimiento que culmina con el sometimiento a los romanos. Una periodización más completa y precisa nos lleva, sin embargo, a diferenciar tres periodos:
La época arcaica, en la que se aprecia un primer momento (hasta el primer tercio del siglo VI antes de Cristo), con importantes influencias orientalizantes, y un segundo momento (desde el 570 al 400 antes de Cristo), en el que se asimilan y adoptan las tradiciones del clasicismo griego.
Después vendría la época media o etrusco-itálica, que se extiende hasta el primer cuarto del siglo III antes de Cristo.
Y el último periodo se corresponde con la época helenística o romana, que culmina con la completa desintegración del mundo etrusco y su integración, a todos los niveles, en la civilización romana.
Es de destacar el arte funerario y su relación en la pintura y escultura, destacándose sus terracotas y la talla de una piedra local llamada "nenfro".
Desarrollaron una importante industria orfebre, trabajaron el bronce, su metalurgia se caracteriza por sus grabados, graneados, filigranas y repujados, en relación a la coroplastia crearon el estilo Bucchero en cerámica.
Todos estos productos fueron base para la exportación tanto hacia el norte de Europa como hacia Oriente.
Otro punto importante es la pintura donde varias escuelas produjeron frescos admirables, pero la misma tiene temas marcadamente narrativos, anecdóticos y principalmente funerarios.
Aunque el arte etrusco, como otras artes del Mediterráneo Occidental, se vio influido fuertemente por el arte de la Grecia Clásica y el magnificente arte helenístico, guarda características singulares, el arte etrusco muy relacionado a los rituales funerarios legó a Roma un extraordinario naturalismo en cuanto a la representación de rostros: los bustos son prácticamente una invención etrusca, el busto propiamente dicho, realizado en bronce fundido, difiere del "busto" griego, en éste último la persona retratada suele estar idealizada, no así en el genuino busto etrusco. Los colores preferidos en la pintura por los etruscos fueron el rojo, verde y el azul, al parecer porque les asignaban connotaciones religiosas. Entre las obras más destacables se encuentran:
El Apolo de Veio escultura del dios Apolo del siglo VI a. C. encontrada en el templo/santuario en honor a la diosa Minerva de Portonaccio.
La Quimera de Arezzo: fechada entre 380 y 360 a. C. La quimera, según la mitología romana, fue abatida por Belerofonte, a lomos de su caballo Pegaso. Tras su descubrimiento en 1553, se convirtió en símbolo del nacionalismo toscano.
Loba Capitolina o Lupa Capitolina: esta célebre escultura ha llegado en cierto modo a ser un símbolo de Roma, sin embargo todo indica que es una obra etrusca del s. IV a. C., en cuanto a los dos niños que representan a Rómulo y Remo, téngase en cuenta que fueron forjados y añadidos en el s XVI.
El llamado Marte de Todi, escultura de un guerrero armado de un modo semejante al de los hoplitas griegos, aunque el armamento (tipo de coraza etc.) es en lo real, etrusco.
L'Arringatore (el orador): fechada entre el siglo II y el siglo I a. C. Al parecer representa a un noble llamado Aule Meteli, pero se desconoce quién era.
El sarcófago de los esposos: fechada hacia el 520 a. C. Fue encontrada en una necrópolis en Cerveteri. Construido en terracota, la tapa del sarcófago representa una pareja recostada en un triclinio.
El Frontón de Talamone, frontón con relieves de terracota de un templo etrusco del siglo II.

Arquitectura:
Además de varias construcciones ciclópeas a ellos atribuidas, se sabe que importaron de Oriente y usaron en los edificios el arco de medio punto, la bóveda perfecta. Estos elementos arquitectónicos llegaron a los romanos precisamente a través de los etruscos.
Los etruscos que bien pudieron establecerse, inicialmente, en el norte de Grecia para, más tarde, huir a Italia con motivo de la invasión de los Dorios, o que procediendo de donde procediesen, se establecen en Etruria, aprendieron de los griegos las técnicas y formas básicas de la construcción micénica e imitaron en sus construcciones los tres órdenes.

Una de sus principales aportaciones de la arquitectura etrusca al mundo occidental posterior es la búsqueda de verismo en sus manifestaciones. Por ejemplo, las tumbas se construyen a imitación de las casas. La arquitectura etrusca lega al mundo romano una serie de características urbanísticas, arquitectónicas y artísticas muy importantes:
·       Forma de concebir las ciudades: la manera de realizarlas, la forma de las murallas, las puertas, su sistema de saneamiento, etc.
·       Disposición y forma de los templos.
·       Los mausoleos romanos derivan de los túmulos etruscos.
·       El uso del arco y la bóveda.
El material empleado por la arquitectura etrusca fue piedra de mala calidad, especialmente como refuerzo (en basamentos, ángulos, etc.) y no utilizan el mármol. También emplean la madera, especialmente para las cubiertas. Además usan el ladrillo cocido y el tapial.
La arquitectura etrusca, siempre menos elegante y menos genial que la griega, tiene una gran influencia en el mundo romano, especialmente en lo que se refiere a la forma de concebir las ciudades, la disposición y forma de los templos, el uso del arco y la bóveda y la construcción de mausoleos. No utilizan materiales nobles como el mármol, sino piedras de baja calidad en refuerzos, madera, ladrillo y tapial. Sus construcciones emplean el arco y la bóveda con la columna sobre soporte, formando el orden toscano, orden que tiene relación con el dórico.
Los componentes de dicho orden toscano son:
·       Columna lisa y disminuida de catorce módulos, con su basa y capitel.
·       Capiteles más sencillos que los dóricos.
·       Carece de triglifos, mútulos y dentículos y de todo adorno que no fuera moldura lisa.
·       La columna descansa sobre un pedestal que tienen de elevación una tercera parte que aquélla.

No se conocen más que escasos restos de este orden y sólo se han hallado en el centro de Italia (en Vulci y Alba Fucense) pero se conocen sus proporciones por los libros de Arquitectura escritos por Vitruvio.
No existen edificios etruscos propiamente dichos si no son algunos muros y alguna puerta como la de Perusa y de los restos de tumbas, como las de Castel D’Asso.
Pero se han descubierto multitud de galerías subterráneas o criptas funerarias como las de Corneto, Volterra, Cervetere, etc. que, a veces, tienen su cubierta de falsa cúpula y revelan grande reminiscencias egipcias y micenaicas. De ellas y de otros lugares de Etruria se han extraído numerosos objetos de cerámica y orfebrería que guardan los museos y en los cuales se advierte poderosa la inspiración griega ya de Asia ya de Europa. Por los dibujos que se pueden ver en algunas vasijas etruscas, consta que daba entrada a sus templos un pórtico de los llamados in antis, como los primitivos pórticos griegos. En Roma, se conservan todavía como primera construcción de los etruscos la célebre Cloaca máxima, conducto abovedado que data de la época de Tarquino Prisco (siglo VI a. C.).
En diversos museos arqueológicos se hallan magníficas urnas cinerarias y grandes sarcófagos de piedra o de barro cocido, con notables relieves de labor etrusca y semejantes a los sarcófagos romanos. Se distingue de éstos en que la tapa del sarcófago etrusco suele llevar la imagen del difunto en gran relieve o en estatua verdadera pero siempre en actitud recostada. A veces, no obstante, se presenta la tapa en forma de tejado.

Urbanismo:
La civilización etrusca tuvo un carácter esencialmente urbano que se traduce en una especial proliferación de las ciudades. Hay consenso en decir que Etruria fue la primera región de Italia que antes se incorpora al modelo urbano. El siglo VIII a.C. se inicia en Etruria con modelos urbanos equiparables a los griegos. Según autores romanos, los etruscos fueron verdaderos maestros en ingeniería arquitectónica así como en la planificación de ciudades y urbanización. No cabe duda de que los romanos aprendieron mucho de ellos, pero lamentablemente no quedan en pie las edificaciones primitivas etruscas. A los etruscos se les atribuyen las normas para el trazado de las ciudades, en las que se distinguen varias fases: la inauguratio o consulta de la voluntad de los dioses; la limitatio, trazado del perímetro exterior y límites de la ciudad, y la consecratio, sacrificio realizado en la ciudad recién fundada.
La patria de los etruscos, Toscana, era demasiado montuosa para estimular proyectos geométricos; sin embargo cuando los etruscos colonizaron las tierras llanas situadas al sur de Roma, en el siglo VI diseñaron su ciudades de nueva fundación como una red de calles que tenían en el centro la intersección de dos vías principales: el cardo (N-S) y el decumanus (E-O): los cuatro cuartos así obtenidos podían subdividirse o ampliarse posteriormente, según las necesidades. Este sistema, posteriormente adoptado por los romanos, puede derivarse del plano del campamento militar etrusco así como de sus creencias religiosas que dividían el cielo en regiones según los cuatro puntos cardinales a lo largo de un eje N-S.

Generalmente la fundación de ciudades iba precedida de un ritual religioso que se iniciaba con la delimitación del perímetro de la ciudad a través de un arado tirado por un toro y una vaca, símbolos de la defensa y la fecundidad. Con ello se definía el foso perimetral sobre el que se erigían las murallas. Tras esta práctica, se trazaban las calles partiendo de un eje principal formado por 2 vías cortadas en perpendicular, el cardo y el decumanus.

El trazado regular del espacio urbano constituyó el aspecto más reseñable del urbanismo etrusco, siendo precursor del trazado hipodámico que aparece ya definido en ciudades etruscas como Capua, Spina o Marzabotto, así como en la necrópolis de Orvieto, en el siglo VI a.C., aunque tiene su fundamento en la urbanística colonial griega del siglo VII a.C.
Entre los aspectos fundamentales del urbanismo etrusco lo más significativo tiene que ver con la conformación del espacio interior; según este, podemos distinguir dos tipos principales de urbanismo. Durante los siglos VII y VI antes de Cristo, prolifera un tipo de urbanismo irregular, en el que las viviendas se disponen sin orden, resultando calles de trazado irregular. Las casas, normalmente de estructura muy sencilla, se organizan de forma rectangular, siguiendo un eje o cuadradas, con espacio alrededor de la entrada. Los casos de Acquarossa, Veyes, Roselle y San Giovenale pueden resultar bastante representativos. A partir del siglo V antes de Cristo, las ciudades ofrecen un urbanismo mucho más regularizado.
Las calles eran muy anchas, y desde ellas se accedía a las viviendas que ganan en amplitud y monumentalidad. El ejemplo de mayor significación procede de la ciudad de Marzabotto.
Marzabotto, planta de una manzana

Se trata de una colonia etrusca cuyo trazado presenta calles en ángulo recto, con manzanas de casas de trazado regular. En este tipo de ciudades es donde con mayor claridad se pueden rastrear los restos de una arquitectura doméstica y religiosa con más intensidad.
La mayoría de las ciudades, sobre todo a partir del siglo VI antes de Cristo, se encontraban fortificadas con una muralla construida con aparejo de piedra o de ladrillo. La entrada se realizaba a través de puertas monumentales, modelo para los arcos de triunfo del Imperio Romano.

Estaban formadas por un gran arco de medio punto flanqueado por dos gruesos torreones, como vemos en la Puerta del Arco de Volterra, realizada en el siglo IV antes de Cristo Otro monumento que ha sobrevivido es la Puerta Augusta de Perugia, entrada fortificada a la ciudad del siglo II a.C. La puerta en sí, situada entre dos macizas torres, no es una simple puerta de acceso, sino una fachada arquitectónica. La alta abertura está coronada por un arco semicircular coronando un bocel, encima una balaustrada de pequeñas pilastras que alternaba con escudos circulares, dibujo derivados de los triglifos y metopas del friso dórico, esta balaustrada sirve de soporte a otra abertura mayor de arco (hoy cegada) flanqueada por dos sillares de mayores dimensiones.

Aquí los arcos son auténticos, construidos con bloques de piedra tallados en cuñas (dovelas) dirigidos hacia el centro de la abertura semicircular. Este tipo de arco es resistente y se sostiene a sí mismo, al contrario del falso arco (como el de la puerta de los Leones en Micenas). Ya habían utilizado los egipcios el arco de medio punto y la bóveda de cañón en pequeña escala y en Mesopotamia en las puertas de acceso a las ciudades, y los griegos lo usaron en puertas o estructuras subterráneas pero no lo integraron en los órdenes arquitectónicos. Es a partir de los etruscos donde el arco se integra en los órdenes, desarrollándolo posteriormente los romanos.
La ciudad constituyó la base organizativa de los etruscos y a ella dedicó este pueblo una gran atención introduciendo nuevos planteamientos urbanísticos que han sido considerados, junto a la valoración de los espacios interiores en arquitectura, como una de las más importantes aportaciones etruscas al terreno de las artes, convirtiéndose además en el precedente más directo del urbanismo romano.
La ciudad de Marzabotto constituye un claro ejemplo. Era una colonia etrusca fundad en el 500 a.C., situada en el valle del Amo y llanura del Po, en cuyo trazado observamos la existencia de calles cortadas en ángulo recto, a partir de las cuales se definen manzanas rectangulares. Tenía una especie acrópolis al estilo griego donde se situaban los principales edificios religiosos, contaba además con una importante red de alcantarillado. Sin embargo no tenía plaza pública o foro, uno de los rasgos más destacados del urbanismo itálico.
Pero frente a este modelo colonial, existieron otras ciudades “militares” organizadas obedeciendo a un crecimiento orgánico determinado por las necesidades defensivas del terreno, lo cual determinaba en el espacio intramuros un trazado de calles irregulares que se iban adaptando a la topografía del terreno.
En cualquier caso las murallas jugaron un papel fundamental debido a los avatares bélicos entre sus propias ciudades o con los pueblos limítrofes. Las puertas de estas murallas adquirieron gran importancia  desde el punto de vista funcional y simbólico convirtiéndose en elementos representativos de la ciudad, cuyo rasgo más destacado fue el empleo del arco (con dovelas), pasando posteriormente a los romanos que lo utilizarían en los arcos de triunfo.
Podemos afirmar, a pesar de no contar con datos suficientes, que los etruscos realizaron importantes obras de ingeniería orientadas a la construcción de vías y canalizaciones que formaban parte de la urbanización del territorio con fines colonizadores, desarrollando un conjunto de técnicas que serían posteriormente desarrolladas por arquitectos romanos
Una de las obras más destacadas fue la Cloaca Máxima, Roma: colector en parte abovedado y en parte descubierto, de aprox. 600 mts de longitud cuya construcción obedecía al intento de desecar una vaguada y conducir al Tíber el agua de tres arroyos.

Las más importantes fueron Caere, Veyes, Volsinios, Chiusi y Vetulonia, mientras que el resto tuvieron menor importancia o sólo se consideran etruscas en determinados intervalos de tiempo.

Ciudades-estado etruscas iniciales:
Aparecen los nombres etruscos y entre paréntesis, los nombres actuales o los más conocidos en su historia.
·       Felsina (Bolonia).
·       Faesulae (Fiesole).
·       Velathri (Volterra).
·       Arrétion (Arezzo).
·       Curtum (Cortona).
·       Pupluna (Populonia).
·       Vetluna (Vetulonia).
·       Rusellae (Ruselas).
·       Velzna (Volsinios / Orvieto).
·       Vole (Vulci).
·       Tarkunia (Tarquinia).
·       Caisri (Caere).
·       Veies (Veyes).
·       Ruma (Roma).

Vivienda:
Las primeras casas eran muy simples, similares a chozas circulares fabricadas con tapial y cubiertas por ramas. 


Este modelo de vivienda varió en el siglo VIII, pasando las casas a ser cuadrangulares, morfología que heredó posteriormente Roma. Se conocen principalmente por ciertas urnas funerarias que se hacían imitándolas.
Estas viviendas tenían un patio central alrededor del cual se construían las habitaciones. Había una única puerta de entrada. El patio tenía un impluvium en el centro y la cubierta era a cuatro vertientes hacia el interior. Otra variedad era el despluvium, con la cubierta con cuatro vertientes hacia el exterior. Las tejas de la cubierta eran planas y las columnas estaban realizadas con materiales pobres o de madera.
En relación con las viviendas, se accedía a éstas a través de una entrada que muchas veces se encontraba flanqueada por dos pequeñas habitaciones llamadas tabernae. El eje de toda la casa era un patio central descubierto, conocido como toscan o atrium rodeado por un techo a cuatro vertientes, que si se orientaban hacia fuera se denominaba displuvium y si se orientaban hacia dentro, compluvium. En este caso el agua de lluvia se recogía en un estanque situado en el centro del atrio.

Frente a la entrada, al fondo del patio, estaba la habitación principal, el tablinium, situada entre dos habitaciones laterales. Las demás habitaciones rodearían al patio y en la parte posterior se situaría un jardín.
Las estructuras de madera de las casas más ricas de la Antigüedad se protegían de la humedad por placas de terracota pintadas de colores vivos. Inicialmente, la aristocracia vivía en casas de tres partes, a veces precedidas de un pórtico que daba a un patio. Más tarde construyeron grandes residencias (domus) con un patio central, según el estilo griego. Alrededor del patio se construían las habitaciones. El patio tenía un impluvium en el centro y la cubierta era a cuatro vertientes hacia el interior. Otra variedad era el despluvium, con la cubierta con cuatro vertientes hacia el exterior.

La “domus itálica” y los palacios
La casa según la mayoría de los autores, constituye el principal edificio arquitectónico etrusco, pues a partir de la cabaña vlllanoviana, se articularon los primeros edificios religiosos al igual que las diversas tipologías de las tumbas, cuya distribución es una copia fiel de su estructura.
 
A mediados del s. VII a.C. las casas ya eran de planta cuadrangular dividiéndose internamente en dos habitaciones (sala de estar y dormitorio), división que con el tiempo se irá complicando adquiriendo una configuración que se convertirá en la tipología básica de la arquitectura doméstica del mundo romano, la domus itálica (ver imagen con planta vivienda etrusca siglo VI). Eran casas construidas sobre cimientos hechos de piedra con muros de adobe u hormigón, opus caementicium romano, aunque en ocasiones se utilizó el entramado de maderas con argamasa. La techumbre se realizaba a base de tejas de terracota, colocadas al estilo de las casas griegas, incorporando aleros que protegían los muros de la lluvia.

En referencia a la planta, parece que evolucionó de la distribución original hacia una estructura de diversas estancias articuladas en torno a una estancia básica denominada atrio y consistente en un patio rectangular a cielo abierto al que en un principio, se accedía directamente desde la calle, y que poseía una abertura en su cubierta, el compluvium, cuya función era la de recoger el agua de lluvia a través de un pequeño estanque ubicado en su centro, el impluvium., además de iluminar y ventilar la estructura de la vivienda. Este espacio no se entendía sólo como un elemento distribuidor, sino como una auténtica habitación de la casa con unas funciones concretas. Según Vitrubio, pudieron existir hasta 5 tipos diferentes de atrio (toscano, corintio, tetrástilo, displuviado y testudianado) según la colocación de las vigas y la sustentación de los compluvia.
El esquema básico de la casa consistía en una entrada u ostium que daba acceso a un vestíbulo que a su vez se comunicaba con el atrio; enfrente de esta entrada se situaba la estancia principal de la casa, el tablinium, que funcionaba como sala de recepción de invitados y se comunicaba con el huerto o jardín. A ambos lados de esta estancia se ubicaba la cocina y el comedor. Por su parte, los dormitorios se situaban a ambos lados del vestíbulo y del patio.
Este esquema evolucionará adaptándose a los nuevos sistemas de vida así como al surgimiento de necesidades nuevas y a un creciente gusto por el lujo y la comodidad, aumentando así, desde finales del  siglo II a.C., el número de estancias y enriqueciendo la composición inicial mediante la incorporación de baños, cuadras … Aunque la casa itálica siguió siendo cerrada, se incorporó también en estos momentos el peristilo, mostrando la combinación propia de los romanos de la estética griega con sus propias necesidades. Estas transformaciones aunque tienen origen en la casa etrusca, forman parte ya de las aportaciones propiamente romanas realizadas a la arquitectura doméstica y representadas en las casas de Pompeya y Herculano.
Otra tipología arquitectónica etrusca es el palacio, que a pesar de poseer su origen en la primitiva estructura de la casa etrusca, evolucionará de forma distinta. Como en la domus itálica su distribución se realiza en torno a un patio que podía ser triangular o cuadrado, al que se dotaba de pórticos y se intentaba convertir en un ambiente de lujo destinado en ocasiones a la celebración de fiestas.
A las salas habituales de las casas se añadían graneros, dormitorios para el servicio, altares, etc... ya que por lo general eran edificios autosuficientes. Son tres los palacios conocidos y que permiten conocer esta evolución: Acquarossa, Regia del Foro y Murlo, situados en el interior de Etruria, en donde se mantuvo durante mucho tiempo el sistema económico de principados. En las zonas costeras, sin embargo, tuvo un mayor éxito la tipología de la casa itálica.

Templos:
Dado que se construían con materiales perecederos, han llegado hasta la época moderna pocos sólo unos pocos testimonios de la arquitectura religiosa etrusca en general y de los templos en particular. Las informaciones que se tienen de ellos provienen de los textos de Vitruvio, que los clasificaba bajo un nuevo orden, el toscano. Sólo a través de documentos de la época romana, pues, puede intentar reconstruirse el modo en que se hacían.
Los templos etruscos estaban situados fuera de las ciudades, en lugares elevados.

Los templos eran grandes edificios, casi cuadrados. Se alzaban sobre un basamento o podio de piedra. Estaban destinados a no verse más que de frente, único lugar por el que se accedía, a través de una escalinata, en lugar de mediante un crepidoma perimetral. La superficie del templo se dividía en dos zonas:
El pórtico in antis con columnas; es la parte antecedente o pronao, con ocho columnas dispuestas en dos filas de cuatro. A veces había columnas en los laterales de la cella pero en ningún caso en su parte trasera.
La parte posterior, con una cella, que en algunas ocasiones se hace triple, recordando la creencia en una tríada de dioses, dedicándose cada cella a una divinidad en particular. 


La estructura era adintelada. La cubrición a doble vertiente, es única para las tres cellas, pese a que la central es más ancha, diferenciándose del griego por la falta de krepis, la ausencia de proporciones, la triple cella y la falta del pórtico trasero.

Frecuentemente, los templos estuvieron recubiertos de placas de terracota. Tanto la techumbre como el frontón se decoraban con policromía. Un ejemplo de decoración es la cabeza de Górgona en el templo de Portonaccio en Veyes, actualmente conservado en Villa Giulia (Roma). A veces se colocaba sobre la techumbre grandes estatuas de bulto redondo, también pintadas.
Caballos alados etruscos, realizados en terracota (siglo IV a. C.). Decoraban la fachada del templo de Ara della Regina, en Tarquinia. Actualmente se encuentran en el Museo Nazionale Tarquinese.

A diferencia de los templos griegos y egipcios, que fueron cambiando con la evolución de la civilización que los originó, los templos etruscos permanecieron sustancialmente siempre iguales a lo largo de los siglos, quizá a causa del hecho de que en la mentalidad etrusca no eran la morada terrena de la divinidad, sino un lugar en el que reunirse para rezar a los dioses y confiar en que éstos escuchen.
Era frecuente llevar ofrendas a los templos, consistentes en general en estatuillas votivas en terracota o bronce, o bien animales para el sacrificio, como corderos o cabras.

La arquitectura funeraria (necrópolis)
Sin embargo será en las tumbas, las viviendas del más allá, donde se despliega en todo su desarrollo la arquitectura etrusca, ya que para muchos estudiosos el pueblo etrusco rindió un verdadero culto a los muertos, como así lo demuestran las numerosas tumbas y sepulcros de esta civilización. Durante la civilización etrusca existieron muchos tipos de enterramientos. En las sepulturas italianas de la edad de
Bronce, los restos del muerto (en vasija o urna) se colocaban en un sencillo hoyo junto con utensilios.
Hacia el 700 a.C. las sepulturas etruscas empezaron a imitar, en piedra, los interiores de una verdadera residencia, cubiertas con grandes montículos de piedra cónicos, el tejado podía ser en bóveda o cúpula con capas superpuestas escalonadas (falsa bóveda). Las urnas de alfarería adaptaron la forma humana, los ajuares se enriquecieron y, a partir del siglo IV antes de Cristo, en el interior de las tumbas, se generaliza el uso del sarcófago, con la representación del difunto en la tapa.

En la mayoría de los casos se trataba de urnas (bitroncocónicas o en forma de cabaña) con cenizas.
Las tumbas etruscas están bien conservadas, al haber sido construidas en piedra. Generalmente se ubicaban en las afueras de las murallas ciudadanas, pero con orientación paralela al cardo y al decumano.
Existe una clasificación de la arquitectura funeraria etrusca distinguiendo de hecho tres tipos de necrópolis o catacumbas: hipogeos, edículos y túmulos cubiertos por una falsa cúpula o bóveda, que son los más conocidos. Son famosas las de Tarquinia y Cerveteri.



Tumba de fosa o pozo: es el tipo más simple de enterramiento, para la gente más humilde. Consiste en un pozo excavado en el suelo cubierto por una lápida horizontal o con dos lápidas formando una especie de tejadillo.

Túmulos. Existieron en los siglos VII y VI. Fue el tipo de enterramiento más llamativo ya que había un túmulo de tierra hacia el exterior que podía tener hasta 40 metros de diámetro. No estaban alineados de forma tan clara como las tumbas a dado pero también crean ciudades. Estaban formados por un pasillo que llevaba a distintas cámaras. La cubierta era adintelada y a veces a doble vertiente, y en el interior había decoración en relieve para imitar el interior de una vivienda: pilastras, ventanas, bancos, sillas, etc. Encima, se ponía un tambor de piedra sobre el que iría la tierra que formaría el túmulo. A veces se colocaba algo encima, como un árbol. Como los túmulos de Cerveteri.




Entre ellas hay que recordar la Tumba de los Relieves, en el interior de la necrópolis de la Banditaccia, cerca de Cerveteri.
La tumba más famosa de la Banditaccia es la "tumba de los relieves", del siglo IV a.C. Se accede a la misma a través de una larga escalera excavada en la roca, por la que se accede a una gran sala cuyo techo está soportado por dos columnas con capiteles eolios. En ella se encuentran doce nichos dobles funerarios, con capacidad adicional para otros treinta y cuatro cuerpos. Las paredes de estuco de los nichos están decoradas con objetos de la vida diaria y religiosa de los antiguos etruscos, así como de armas.

También en esta época aparecen tumbas con un corredor corto donde se abren dos cellas de planta oval, como la tumba de Regolini-Galassi.
La tumba, que se puede visitar en Cervéteri, fue descubierta todavía intacta en 1836 y constituye uno de los principales testimonios del período de influencia oriental en Etruria. Sus ambientes están en parte labrados en la toba y en parte construidos con bloques cuadrados, que también se utilizaron para cubrir la falsa bóveda; un enorme túmulo de tierra de 48 m de diámetro recubría toda la estructura, confiriéndole un aspecto monumental desde el exterior. Un corredor de acceso (dromos), con la función de antesala, lleva a la celda del fondo destinada a la sepultura principal; los dos ambientes estaban separados por un muro bajo que dejaba abierta una ventana con fines rituales. A los lados de la antesala se abren celdas laterales simétricas de planta ovalada, completamente excavadas en la toba.

En la tumba es segura la presencia de dos personas: una mujer de rango principesco, inhumada en la celda final con su rico ajuar personal (constituido por refinadísimas obras de orfebrería (pectoral; gran fíbula; pulseras; collar), vajilla de plata y de bronce, y un hombre incinerado, en la celda de la derecha.
En la antesala estaba dispuesto el lecho fúnebre en bronce (véase también Figura dolientes en bronce), fastuosas decoraciones de uso ritual y con referencias a la práctica aristocrática del banquete (lebete) y al poder gentilicio. Aquí, además de una serie de escudos dispuestos a lo largo de las paredes, había tres carros, ahora visibles según la restauración de 2013: un biga, un carro para pasajeros sentados y uno de trasporte pesado, que después se usó para el féretro. En la tumba también había preciosos vasos de importación (tres páteras y una copa "fenicio-chipriota").
Esta tumba más antigua sucesivamente se englobó en un túmulo más imponente de mayor diámetro, el cual incluía otras cinco tumbas, y que se siguió utilizando por lo menos durante otros dos siglos, hasta la primera mitad del s. V a.C., probablemente por parte de la misma familia noble.
La Sala XVI alberga la instalación multimedia Etruscanning, con la reconstrucción virtual interactiva de la tumba.
Carro

Fíbula
Pectoral

 
Hipogeo: son cámaras excavadas en la roca, para gente más noble, y que aparecen ya a partir del siglo VI. Se imita el interior una casa y se cierra con una puerta, aunque muchas veces hay una falsa puerta. Estas tumbas muchas veces están situadas una junto a la otra formando calles y creando verdaderas ciudades. Cuando esto sucede son llamadas tumbas a dado como en las tumbas de Banditaccia, Caere. 

Este modelo evoluciona de manera que el corredor da acceso a un atrio cuadrado o rectangular y a una cámara sepulcral, originando un tipo de tumba que copia las casas de los vivos, pintándose, incluso, las paredes y adornándose con elementos del ajuar casero. A partir del siglo VI antes de Cristo este será el tipo de enterramiento que más prolífera como lo demuestra, entre otras, la Tumba del Orco en Tarquinia, formada por una sola cámara en cuyas paredes se representa un banquete y se encuentran inscripciones con el nombre de algunas personalidades de la ciudad

Las paredes de las necrópolis se pintaban con vivos colores que contrastaban con la oscuridad, símbolo de la muerte espiritual. Así, las necrópolis etruscas son una fuente muy significativa, históricamente hablando, que permite conocer muchos aspectos de la vida cotidiana, de las creencias y de los ritos populares que hubiera sido imposible conocer analizando exclusivamente los textos escritos.
De ellas, la más famosa es el Hipogeo de los volumnios, de la segunda mitad del siglo II a. C., localizada en las afueras de la ciudad de Perugia, precisamente en la fracción geográfica de Ponte San Giovanni.
Era la tumba de la familia de Arunte Volumnio (Arnth Veltimna Aules, en etrusco) situada en la necrópolis del Palazzone (siglos VI–V a. C.), vasta área arqueológica que presenta un gran número de tumbas subterráneas y un museo que recoge urnas y otros vestigios hallados en el lugar.
A la tumba se accede a través de un pasillo con escaleras (dromos) que desciende algunos metros bajo la superficie; al final, se encuentra la puerta de entrada al hipogeo. Después de la puerta se abre un amplio vestíbulo, desde el que se puede acceder a cuatro pequeñas cámaras laterales y a tres cámaras centrales, más grandes: una de estas contenía las urnas principales con los restos de los cabeza de familia. La urna de Arnth es de travertino y por encima hay un triclinio sobre el cual está representado yacente. La techumbre del hipogeo tiene forma de techo inclinado.

La tumba fue utilizada hasta finales del siglo I. Fue descubierta en el año 1840 al realizarse labores de arreglo de la via Assisana, que une Ponte San Giovanni con Perugia a través de la localidad de Piscille. En tal ocasión, se construyó un edificio para proteger la entrada del hipogeo y con funciones de pequeño museo. En los años 1970, después de la construcción de un imponente viaducto del recorrido de la autopista Perugia–Bettolle, el edificio del siglo XIX quedó dominado por la construcción de cemento armado que en parte degrada el aspecto global.
Aquí había normalmente seis tumbas (o grupos de tumbas), unidos mediante estrechos corredores (en algunos casos se trataba de auténticos túneles). Se cree que la sepultura en hipogeos se reservaba a personas de cierto rango social, especialmente políticos, militares y sacerdotes.

Edículos
Se construían enteramente fuera de la tierra, pretendiendo ser templos en miniatura, pero que en la práctica eran muy parecidos a las habitaciones de los primeros asentamientos etruscos. En la simbología etrusca, era muy significativa la forma de templete: representaba el punto intermedio del viaje que el difunto debía realizar de la vida a la muerte, una especie de última etapa de la vida terrena.

Entre ellos, hay que recordar el Bronzetto dell'Offerente, la mejor conservada, que se encuentra en Populonia.

LAS TUMBAS ETRUSCAS
Cabría ver el culto etrusco a los muertos esfumarse bajo la influencia griega, pero no es así, al contrario las tumbas y su abastecimiento aumentó en riqueza a medida que crecían las posibilidades del escultor y el pintor.

Las antiguas creencias funerarias arcaicas nos son desconocidas, pero vemos a los muertos representados como completamente vivos y felices (sarcófagos y urnas de los esposos) lo que no sugiere que consideraban la tumba como una mansión para el cuerpo y el alma (a diferencia de los egipcios que consideraban que el alma “vagaba” libremente y la escultura funeraria era inanimada). O quizás creyeron que al atiborrar la tumba de banquetes, bailes y otros placeres podían inducir al alma a que no abandonase el mundo de los muertos.
Los etruscos eran gente profundamente religiosa, obsesionados por la vida de ultratumba que los llevó a la creación de impresionantes necrópolis, con cámaras suntuosas, en las que el difunto era rodeado por sus muebles y objetos personales que, sin duda, juzgaban imprescindibles para adornar sus tumbas y para disfrutarlos en el más allá.
Ritos funerarios de frecuente aparición eran los cortejos funerarios. La muerte de un personaje significativo en la comunidad representaba un gran jolgorio general, con la celebración de festejos que podían durar varios días, puesto que se consideraba que el muerto alcanzaba la dignidad de un semidiós familiar, idea que transmitieron a los romanos. Los festejos fúnebres consistían en fiestas variadas durante las cuales se incineraba el cadáver en una pira. Durante las fiestas se reservaba un sitial vacío al muerto, cuya alma presidía todo el ritual. Había un gran banquete, seguido de una borrachera general tras la cual tenían lugar diversas atracciones: bailes, competiciones de atletismo, circo, sacrificios de animales para leer los augurios en sus entrañas, luchas de fieras y cacerías, en las cuales se destacaba la del oso, por su significado trascendental: la sangre regaba el suelo y alimentaba a los espíritus que habitan en él. Estas complejísimas escenas se reproducían en la pintura, que empleaba además proporciones jerárquicas para los diversos personajes que aparecían en ellas. Puesto que en territorio griego no hay precedentes de este tipo de monumentos, los mismos son de valor único como exponentes del arte etrusco y como un posible eco de la pintura mural griega. Este tipo de creencias está representadas en las Tumbas de Tarquinia, como la tumba de la casa y de la pesca o de las leonas.
Pero el desarrollo de una cultura propia etrusca se vio truncado por ciertos acontecimientos relativos al Mediterráneo. Parece ser que durante el siglo V a.C. el concepto etrusco del más allá debió volverse más complejo y menos festivo, con una atmósfera de incertidumbre: el destino se halla en manos de inexorables fuerzas sobrenaturales, la muerte es una gran divisoria más que una continuación, de la vida sobre la Tierra. Cada hombre era además vigilado durante su vida por su Lasa, una especie de ángel o espíritu que informa de sus actos En esta urna cineraria, un joven señala con la mano a una mujer alada (no su esposa sino su lasa) con un pergamino donde lleva escrito el destino del muerto. El semblante melancólico y pensativo refleja estas nuevas creencias así como la influencia del arte y la concepción religiosa griega clásica.
En tumbas posteriores, los demonios adquieren un aspecto más pavoroso; entran en escena otros demonios más terribles que entablan batalla con los espíritus benignos por la posesión del alma del difunto, como vemos en la tumba de los relieves de Cerveteri. Para escapar a estos terrores existía un meticuloso culto que incluía sacrificios periódicos y que, probablemente, incluyera sacrificios humanos. En las tumbas etruscas excavadas se han encontrado escenas de pocas figuras, frecuentemente aisladas, en especial cuando se trata de animales apotropaikos o protectores. A estos animales se añade una clase inexistente en Grecia, el animal psicopompo o "portador de almas", para llevarlas al Más Allá. El animal psicopompo por excelencia es el caballo. En un carro de guerra hallado cerca de Espoleto, se representa a la muerte divinizada conduciendo en caballos alados a los muertos hacia el cielo.. Por lo mismo, el infierno era representado de forma terrorífica, con dioses infernales con cabeza de lobos o con el demonio Tuchulcha, representado con orejas de caballo y pico de buitres y sosteniendo en su mano un puñado de serpientes. Estas condiciones se manifiestan en los frescos más tardíos de la tumba llamada del Tifón, donde la muchedumbre de difuntos que se aprietan entre sí, mientras son conducidos, en medio del temor, por sus espantosos guías.

CAERE-CERVETERI
Si bien en la región se observan enterramientos más simples desde época ViIlanoviana, a partir del siglo VII la riqueza económica y cultural de la zona se refleja en la nueva tipología de las tumbas. Junto con las sencillas tumbas de fosa, se propagaron otras con cámara subterránea dominadas por un túmulo de tierra contenido dentro de un cimborio circular de bloques de piedra, tipo de sepultura de las clases aristocráticas (tumbas principescas).
La necrópolis de la Banditacia es la más rica y visitada de Caere y acoge tumbas de dos siglos y medio.

Tumba de la cabaña: del siglo VII, muestra como por dentro el diseño era igual que una cabaña o choza de la época con un techo a dos aguas imitando el techo de paja. De la misma época y estilo son las tumbas de las camas y sarcófagos y de los vasos griegos, donde se encontraron 86 piezas intactas de cerámica ática.

Tumba de Regolini-Galassi: en la necrópolis de Sorbo es la más importante. Formada por dos salas estrechas y largas dispuestas en eje y dos cellas pequeñas ovales laterales, había tres cuerpos sepultados junto a valiosos ajuares, con objetos de oro de fabricación griega colonial que hoy se conservan en el Museo Gregoriano Etrusco, como la fíbula orientalizante con relieves de leones. 


La vajilla de la tumba ofrece características de variedad y acabado que hacen pensar en una precisa lógica de selección determinada por un evidente ritual funerario. En ella se aprecia la coexistencia significativa de materias primas, formas y temas decorativos tanto de importación como locales. La jarra de plata (1), con la unión del asa chapeada en oro, es de tipo chipriota, a menudo imitada localmente en los búcaros. Las páteras de plata dorada con temas de imitación egipcia (no visibles en la foto), son de producción fenicio-chipriota, mientras que una forma local, representada por la pequeña ánfora de espirales grabadas (2), producida tradicionalmente tanto en cerámica de mezcla de tierras, como en búcaro, se halla preciosamente elaborada en plata. La copa cónica (skyphos) se encuentra en la versión original protocorintia, así como en búcaro local y en plata (3). En muchos de los vasos de plata se encuentra la inscripción etrusca larthia o mi larthia, "yo soy de Larth", según el uso arcaico del objeto "parlante".

La tumba de los leones pintados, 650 a.C., refleja el elemento orientalizante con sus frescos de leones.
Posiblemente destinada a un príncipe o a un personaje de la clase alta. Está considerada la tumba decorada con pinturas más antigua de la civilización etrusca. Actualmente la ubicación del monumento funerario pertenece al territorio de la región italiana del Alto Lacio, en la provincia de Roma, situada a unos 17 km. de la capital del mismo nombre.

A partir del siglo VI, la arquitectura funeraria evoluciona, abandonando la estructura de cabaña y adquiriendo el modelo de planta y cobertura, cada vez más complejos. Están precedidas de un dromos con una gran sala central con la cubierta imitando el cruce de viguetas y a las que se abren tres cellas, adornadas con capiteles eólicos o toscanos.

Tumba de los capiteles donde el ambiente principal está adornado con dos pilastras octogonales capiteles eólicos.
Esta tumba tiene un dromos cortos con dos cámaras laterales. Esto conduce a través de un atrio o entrada Hall, en la cual hay tres cámaras funerarias.
El atrio tiene dos pilares, cada uno con una base cilíndrica, cónica hacia la parte superior, coronados por capiteles con los dos lados interiores decorados con palmitos.


La tumba del escudos y de la sillas, encontramos dos tronos que aluden a los fundadores de la Familia Posteriormente, la zona experimenta una gran helenización, revelada por el gran número de vasijas áticas encontradas en las tumbas, en el trabajo del bronce y en la escultura como en los ya mencionados Sarcófagos de los esposos. En el ámbito funerario, los túmulos se hacen cada vez más escasos y son reemplazados por la tipología de tumbas en dado, con unos criterios organizativos que se aplicarían también a la ciudad, y que reflejan los cambios sociales, con ampliación de las costumbres funerarias a un cierto rango (no solo a unos pocos) así como una cierta uniformidad social.

En el siglo V una profunda crisis tras la derrota de la flota etrusca en Cumas y el ascenso de Siracusa, y el ascenso de la vecina Tarquinia, se refleja en la decadencia de la producción artesanal. Las buenas relaciones con Roma producen una cierta recuperación. En las necrópolis se abandona la regularidad precedente y se marcan otra vez las clases sociales. Algunas tumbas son del tipo con cámara excavada en toba, precedida de un profundo dromos; otras son más complejas, con fachadas falsas adornadas con esculturas o profusamente decoradas.

Tumba de los relieves, es la más representativa de las tumbas de caeretanas del siglo IV. Fue e sepulcro de la familia aristócrata de los Matuna. 

La tumba está toda decorada por relieves de estucos más que con pinturas. Toda la cámara, excavada en roca viva, imita exactamente el interior de una casa, sin que falten las vigas del techo Los robustos pilares con capiteles de tipo eolio, y las superficies de las paredes que quedan entre los nichos aparecen cubiertos de reproducciones exactas de armas, armaduras, utensilios caseros, pequeños animales domésticos y bustos del fallecido. Encontramos un demonio con serpientes por piernas y un perro tricéfalo- Cerbero- que resulta inquietante.

TARQUINIA
Tarquinia es la capital de la gran pintura parietal etrusca pues allí se concentró, más que en ningún otro lugar, la construcción de tumbas de una o más cámaras subterráneas decoradas por ciclos pictóricos que constituyen, para los historiadores del arte antiguo y los arqueólogos, la muestra más eficaz de la acogida temática, iconográfica y estilística de la gran pintura griega, casi totalmente perdida, en la etrusca.
Las familias aristócratas y de elevado rango socioeconómico manifestaban, de hecho, su propio gusto helenizante y su prestigio desmesurado llamando a pintores griegos o greco-orientales a su lado. Que a menudo habían inmigrado a Etruria o incluso eran inmigrantes de segunda o tercera generación, pero que sabían mediar entre las exigencias culturales, rituales e ideológicas de un mundo complejo como el  de religión y de la concepción funeraria etrusca y los repertorios lustrados a su disposición. Era en las tumba, en las eternas residencias para el inquietante y oscuro más allá etrusco, donde mejor se conservaba este arte, aunque es muy probable que en las casas de los vivos de clase alta también las hubiera.

Los artistas de Tarquinia pintaban no al fresco, sino sobre una delgada capa de enlucido seco, lo que ha conllevado problemas de conservación las obras expuestas a los cambios de aire, temperatura y humedad tras su apertura al público, por lo que las visitas están restringidas.
La mayor parte de las tumbas pintadas tarquinesas aparecen entre los siglos VI y III a.C.

Tumba de los Toros, 550 a.C. Sobre la pared del fondo de la sala principal que da acceso a dos cámaras secundarias, parece una escena de la épica homérica: la emboscada de Aquiles al joven príncipe Troilo, el cual es asesinado por el héroe que se esconde en una fuente. El tema de la muerte “heroica” fue utilizado muy a menudo en las sepulturas aristocráticas.

En la parte superior, un friso decorado con dos toros agazapados en las cercanías de sendos grupos formados con dos hombre y una mujer y dos hombre, en actitud erótica muy realista: ¿imágenes propiciatorias o apotropaicas? 



Tumba de los augures. 520 a.C. Así llamada por la presencia en su ciclo de augures, sacerdotes etruscos a quienes correspondía la interpretación del futuro examinando el vuelo de las aves. Están situados junto a una puerta falsa que lleva al más allá.

En la parte baja no hay decoración, sólo se colorea formando un zócalo. La composición es simétrica, los dos personajes están en la misma postura y visten igual, en el centro está la puerta y ante ellos hay vegetación y aves.

En la parte superior hay una serie de franjas ocres y negras paralelas y arriba figuras de animales. Las figuras están de perfil. También en esta tumba aparece una estela de juegos funerarios que parece que se llevaban a cabo. Se cree obra de un artista greco-jónico o etrusco-jonizante, por la megalografía en al que se puede reconstruir todo el complejo ceremonial fúnebre aristocrático, con competiciones atléticas, espectáculos, y ritos en honor al difunto bajo la dirección de los sacerdotes Es inquietante la misteriosa imagen del juego del Phersu, quizás un ludus gladiatrous. Aparecen dos hombres luchando por un premio: las tres vasijas que aparecen entre ellos.



También aparece aquí Phersu, un danzante que lleva colocada una máscara.

Tumba de la Olimpiada, 520 a.C. Un discóbolo.

Las pinturas de esta tumba se encuentran en el Museo Nazionale en Tarquinia. Las fotografías son de folletos turísticos y postales e imágenes de dominio público.
La pared posterior de la tumba se conserva mal pero varias mujeres bailando en aparente imitación de los gimnastas en la pared de la derecha. En el tímpano hay un simposio con dos hombres.
Salto y lanzamiento de disco

Werner Keller describe la tumba de "Los etruscos" (Cap. 9 p129):
"La tumba de los Juegos Olímpicos, en Tarquinia, descubierto por C. M. Lerici en 1958, nos lleva justo en la atmósfera emocionante de un concurso deportivo como disfrutado de Roma bajo su nuevo rey. El pintor, como un fotógrafo de deportes modernos, ha capturado los lanzadores de disco, los puentes, los boxeadores más agarre el momento, cuando están tensas con concentración y esfuerzo. Tres corredores, pero desnuda para un loincloth estrecho, están poniendo su última onza en su sprint, unas yardas de la línea de llegada. Cerca de un carro me está en pleno apogeo. Cuatro bigae (carros de dos caballos) están girando a lo largo de la pista. Los controladores han atado las riendas alrededor de sus cinturas y amarre los caballos en con látigos. El líder, a la vista de la victoria, lanza una rápida mirada sobre su hombro. Detrás de él, se decida la lucha por el segundo lugar. Un carro, a un ritmo vertiginoso, es superando a su rival inmediato. Un cuarto piloto está fuera de la carrera. Ha volcado su carro con un eje roto. Traseros de un caballo, el otro, que ha caído, se encuentra en el suelo con sus piernas que. El conductor se lanza por el aire. Tres espectadores sentados las mujeres cubren sus rostros con sus manos."
Carrera de carros
  
Tumba de los malabaristas, 520aC. Representa juegos funerarios, quizás el propio difunto sea el que está sentado observando. La mujer en el centro, con una falda semitransparente, tiene en su cabeza un recipiente donde caen los discos del malabarista, al otro lado un flautista. .
En la pared izquierda, dos hombres en procesión, uno acompañado por un sirviente. Estas figuras junto con la de un hombre con un bastón probablemente representen el viaje al inframundo aunque por la época también podrían ser los maestros que guiaban el rito funerario. Los pájaros negros que sobrevuelan pueden indicar malos augurios. 


En la pared derecha hay cuatro bailarines. Muestran una interesante armonía en su movimiento con una elegancia jónica y una expresividad etrusca.

Tumba de las leonas, 530-520aC Nos ofrece un atisbo sin igual de la vida aristocrática, con el melancólico deleite del último banquete suntuoso aderezado con simposio, danzas y música.

La pintura de esta tumba representa diferentes escenas.

Danza en relación a estos ritos funerarios. Es una danza alegre.

Una pareja de bailarines extáticos donde llama la atención la energía de sus movimientos, dotada de un espíritu más etrusco que griego. 
La mujer lleva un vestido semitransparente, y vemos el color diferente de los cuerpos del hombre y mujer, como ya hacían los egipcios Cumple todas las características de la pintura etrusca: representación del movimiento, figuras bidimensionales con predominio del dibujo, fondo liso blanco, etc. El hombre lleva una jarra en una mano y el pelo similar a los kuroi griegos. Aparece una columna típicamente etrusca.
Otra danzarina está totalmente cubierta, pero la túnica es prácticamente transparente ya que se le ven las piernas. La túnica lleva decoración floral. La postura es más forzada que en la escena anterior. Hay doble punto de vista. El banquete fúnebre: es una escena muy representada, donde aparece un hombre recostado mostrando algo en la mano. En este caso parece ser un huevo, símbolo de vitalidad. En la izquierda lleva una copa. Tiene una postura similar a la de los sarcófagos.
También aparece una columna y por detrás una tela anudada. En la parte superior aparecen cuadrados simulando las losas del tejado.

Tumba del Barón, Es así llamada porque la descubrió el barón Kertner en 1827. En la pared principal hay dos “hipocampos” o caballos mitológicos con colas de pez acompañados de dos delfines rojos.


Diez bandas separan esta escena del friso principal: en el centro un hombre vestido de negro con un joven rubio tocando la flauta doble (aulos) y avanzan hacia un hombre joven (sacerdote?) que lleva un kylix en sus manos.

Una mujer (o sacerdotisa) alza sus brazos en forma de saludo. A la izquierda, figuras ecuestres. Entre cada figura pequeños árboles. En la pared izquierda, una mujer con la cabeza cubierta y dos hombre rubios a su lado sujetando una caballo negro y uno rojo. Los tres vestidos con túnicas verdes. La escena representa el deseo de los esposos de reunirse en el más allá. Las pinturas han sido interpretadas de diversa formas, pudiendo significar la preparación del viaje al más allá. Líneas simples y narraciones solemnemente enfatizadas.

Tumba de Cardarelli, CA 500 a.C. Llamada así en honor al poeta que murió un año después de su descubrimiento. Una puerta falsa pintada, dos músicos al lado. Más escenas de rituales y banquetes funerarios.


Pared izquierda: aparece una escena muy animada: hay un bailarín con Kylix en mano, un joven flautista, una chica con una pluma de pavo real enorme vestida con un velo, manto y Calcei Repandi; una bailarina con velo transparente, capa roja, Tutulus Calcei y finalmente una niña lleva una Túnica manchada y Calcei; ella tiene en su mano un kyatos y un espejo; árboles, coronas y guirnaldas de completan la pared. Esta tumba fue llamada el Cardarelli en honor del poeta que murió en el año de su descubrimiento.

Tumba de la casa y de la pesca, 520-510C. En la primera sala se representa el retorno de una cacería, en las segunda, por encima del paisaje descubrimos una pareja de esposos en un banquete.

El fragmento mejor conservado muestra una vasta extensión de agua y cielo donde los pescadores y el cazador armado de un venablo desempeña solo un papel incidental. El movimiento holgado y rítmico de las aves y los delfines es una sorprendente reminiscencia de la pintura minoica de un milenio antes, pero sin la cualidad alada y flotante del arte cretense. También nos evoca el Dionisio en la barca del Kylyx de Exequias, pero de todas formas nunca antes se había logrado situar al hombre en un ambiente natural en esta medida, si bien en este sentido nos recuerda la cacería de la tumba de Ti, egipcia, aunque en este caso el artista habría infundido vida a la escena, característica del arte etrusco y no del egipcio. EL Un joven desnudo se lanza al agua desde un peñasco, evocando otra obra “La tumba del zambullidor” de la misma época en Paestum, aunque con otra concepción del paisaje. 


Tumba de la nave, data de mediados del siglo v A.C., un poco más tarde de la batalla de Cumas en el que los Etruscos fueron derrotados por las fuerzas navales combinadas de Cumas y Siracusa. Muestra una considerable influencia arcaica en su diseño. La tumba deriva su nombre de una nave enorme, lleno de guerreros, que aparece en la pared de la izquierda. Como puede verse en la imagen, el estado de conservación de esta tumba es pobre.
El tema de la tumba es influenciado por el comercio del mar próspero pasado de Tarquinia - una fuerza naval período etrusco tenía dominio del mar Tirreno y había expulsado a los griegos focias de Aleria (Alalia). Tal vez esto refleja un anhelo por el apogeo de los etruscos.

La pared principal muestra una escena de banquete típico, con dos invitados en cada cline, esclavos, un auletos y un jugador cithara. Escenas de bailes mal conservados pueden verse en la pared de la entrada y la pared de la derecha. 

Tumba de los leopardos, mediados del siglo V. Dos leopardos en la pared principal como figuras apotropaicas. Banquete funerario, en cada triclinio hay un hombre y una mujer (a diferencia de Grecia, estas participaban de los banquetes).

El triclinio central está cubierto con tela, las dos muestran banquetes (tal vez parientes de los difuntos) hacia un servidor que está ejecutando un oinochoe o jarro de vino. Bajo el triclinio hay una serie de pequeños árboles, que dan una impresión del paisaje rural en el que se realiza el banquete funerario.
Un hombre ofrece un huevo a una mujer como símbolo de vida eterna.

Escenas de baile. Bailarines y músicos participan en la coreografía. Uno lleva un cantharos. Luego viene un tocador de la flauta doble (aulos) de que los tubos se pueden ver claramente. Un músico de lira le sigue.

Tumba del Triclinium, 470 a.C. Es así llamada porque la escena del frente representa a unos personajes sentados en un triclinium celebrando un banquete.

Los muros de la tumba del Triclinium han extraído cuidadosamente y se trasladó al Museo local para evitar cualquier deterioro.
Se va perdiendo el linealismo pero continúan las mismas características. Escenas similares a la del leopardo: banquete funerario.
En el extremo de la pared los invitados descansan en sofás, amenizado por músicos y atendido por funcionarios. Un gato etrusco típicamente alargado debajo de uno de los sofás merodea en busca de bocados. Por encima de los sofás coronas funerarias se pintan para dar la impresión de estar suspendidos de las paredes. La pared de lado largo está lleno con las figuras de bailarines y músicos tocando juntos en un entorno idílico con pájaros y árboles de olivo.
En las otras paredes aparece acompañando un hombre tocando instrumentos musicales, que se tapa con una túnica transparente muy trabajada y que tiene pliegues con muchas curvas. El danzante está en una postura similar a las anteriores Tumba de los demonios azules, descubierta en 1985. Combina la temática de caza y banquete con algo nuevo: la descripción de los infiernos. El muerto llega al inframundo flanqueado por dos demonios, el azul está sentado en una roca y tiene dos serpientes y otro esta alado. 


Tumba del orco I, mediados del siglo IV hipogeo helenístico de compleja estructura. Decoración con escenas de la familia Velcha. Escenas de banquete aristocrático con los esposos ricamente ataviados y enjoyados. Destaca la bellísima cabeza de Velia Velcha, con un naturalismo “lírico terrorífico”. En la pared opuesta, el demonio Charum (Caronte) espantoso como todos los demonios de la muerte concebido por los etruscos.
Sus temas reflejan el creciente pesimismo que se estaba convirtiendo en característica del arte etrusco durante los siglos de su gradual derrota a manos de los romanos, celtas, griegos y púnicos. Esto está en marcado contraste con el estado de ánimo de confianza relajada de las tumbas anteriores. El barbudo Aita, o Hades es el Dios principal del inframundo. La otra figura en la tumba es la de Velia, una noble mujer etrusca. Ella mira fijamente en la oscuridad con un sombrío aspecto desdeñoso, casi burlándose en la muerte. Ella es ricamente ataviada con elaboradamente trabajados pendientes y collares. La representación muy realista del ojo, se muestra desde el lado y no frontal como en el período anterior, es una clara indicación de la influencia helenística y refleja el conocimiento del artista de finales del siglo IV A.C. modelos griegos.

Tumba del orco II, en la segunda sala se representa la épica homérica de la escena del cegamiento e Polifemo así como Hades y Perséfone y Teseo con el demonio e Hipnos el dios del sueño.


Tumba de los demonios azules, Período: 420-400 a.C.
Esta tumba fue descubierta en 1985, después de ser encontrada durante unas obras de la carretera. Se encuentra por el lado de la carretera, adyacente a la zona del Calvario de la necrópolis de Monterozzi, aunque no está generalmente abierta al público. Es el nombre de los demonios de piel azules y negros en la pared de la derecha. Esta tumba tiene pinturas de escenas de caza y un banquete funerario con cuatro o cinco parejas en triclinios combinados con un nuevo tema del difunto que sale en un carro al inframundo. En el lado izquierdo de la pared de la derecha, hay un barco patroneado por Charun. En la orilla un grupo de personas parece establece para saludar al recién llegado al mundo terrenal, flanqueado por dos demonios. Dos demonios más grandes (en la foto aparece en una colina a la derecha de ellos. El demonio azul (fotografiado) está sentado sobre una roca y capta dos serpientes, y el demonio negro parece que despida fuego de sus ojos.


Las escenas son una desviación de las anteriores escenas de una vida feliz y representan una visión del inframundo habitado por los demonios horribles. Esta es una de las pocas tumbas que Charon (etrusco Charun) como el barquero, en la tradición griega. Sin embargo, todos los demonios son típicamente etruscos en términos de iconografía. En la mayoría de los casos, Charun es visto en la entrada al inframundo, llevando un martillo grande. El uso probable de este mazo fue abrir las puertas al Hades. Se ha sugerido que el portero en una ciudad etrusca habría sido provisto de un mazo similar para desbloquear las enormes vigas de madera que lugar seguro.

Tumba del tifón, 200-150aC. Tarquinia ya es un Municipio de Roma. Se ve un reflejo del estilo barroco de Pérgamo sobre todo en el plasticismo de los cuerpos de los demonios altos y en el patetismo de sus expresiones, signos de una inquietud existencial que todos advierten en la decadencia de Tarquinia que durante un tiempo tuvo a sus pies a la mismísima Roma. 


Tumba de Francois, Vulci, 350-330 a.C.

Descubierta en Vulci en 1857 por el arqueólogo florentino Alessandro François y el historiador francés Adolphe Noël des Vergers.
Se trata de una tumba que data mediados del siglo IV a. C. remodelada en el siglo II a. C y destinada a los miembros de la familia Saties (o Satis), de la que Vel Saties era el comanditario. Tanaquil, su mujer, está representada en los frescos.

Un largo dromos (corredor excavado en la tierra para llegar a la tumba) de 27 m de largo y 1,30 m de ancho, proporcionaba acceso mediante un tablinum a las 10 grandes cámaras funerarias. La cámara central distribuía el acceso a siete de ellas.
El tablinum tenía una bóveda con forma de pirámide truncada. Las cámaras, con techos a dos aguas, disponían de una viga central (columen) falsa ((tradicional en este tipo de tumbas, recordatorio de la casa de los vivos).
Bancos dispuestos a lo largo de los muros permitían depositar los sarcófagos. Frescos con motivos mitológicos adornaban los muros.
En 1863 los frescos fueron desprendidos y transferidos a la colección Torlonia en Villa Albani, en Roma. Carlo Ruspi realizó las réplicas a escala 1:1, para reemplazar a las originales en la tumba.
Este acontecimiento dramático, la liberación de Mastarna por Celio Vibenna y los suyos, ha quedado en las tradiciones de Vulci como un episodio glorioso, digno de figurar en la tumba François.
Celio y Aulo Vibenna son dos personajes históricos cuyas aventuras con Mastarna-Servio Tulio eran conocidas en las tradiciones latina y etrusca.
Las informaciones acerca de Celio Vibenna y su hermano, Aulo, han sido transmitidas a través de numerosos escritores antiguos, como Tácito, Sexto Pompeyo Festo, Marco Terencio Varrón, Quinto Fabio Píctor, Arnobio de Sicca y Dionisio de Halicarnaso, además del emperador romano Claudio.
La pintura mural refleja una escena alusiva a la historia de la ciudad enfrentada, en la pared opuesta, a un episodio paralelo de la Ilíada en el que se sacrifica a prisioneros troyanos durante el funeral de Patroclo. En el fresco aparecen identificados con sus nombres Caile Vipinas, Macstrna (sosteniendo dos espadas y desatando al primero, ambos en el extremo izquierdo), Rasce (eliminando a Pesna Arcmsnas Sveamach), Avle Vipinas (que mata al personaje de la coraza, Venthical [...]plsachs) y Marce Camitlnas que, según se interpreta, habrían sido hechos prisioneros y son liberados por su compañero Larth Ulthes (el único que aparece con túnica y que apuñala a Laris Papathnas Velznach). Entre los captores, representado en el extremo derecho, está Cneve Tarchunies Rumach a quien Marce Camitlnas está a punto de atravesar con su espada.

Sacrificio de un prisionero troyano
  



Escena de la Liberación de Celio Vibenna. De izquierda a derecha: Caile Vipinas, Macstrna, Larth Ultes, Laris Papathnas Velznach, Pesna Arcmsnas Sveamach, Rasce, Venthical [...] plsachs y Avle Vipinas; a la derecha: Marce Camitlnas y Cneve Tarchunies Rumach
  
Los enemigos aparecen representados con sus gentilicios (Rumach, de Roma, probablemente Velznach de Volsinii y Sveamach de Sovana, mientras que para [...]plsachs se han sugerido tanto Salpinum como el etnónimo para 'falisco') así que la pintura podría hacer referencia a una guerra entre Vulci y Roma, ambas acompañadas de sus respectivos aliados, en la época de los tarquinios y dar pie a la teoría de que «Gneo Tarquinio de Roma» fuera el mismo Tarquinio Prisco al que sucedió Servio Tulio/Mastarna (se ha propuesto que este último apelativo etrusco podría provenir de la palabra latina magister, que aparecía en varios cargos oficiales romanos). Sin embargo el praenomen de Tarquinio Prisco era Lucio, aunque este podría corresponder al etrusco lauchme, 'rey', y por lo tanto haber sustituido al original; y tampoco está claro que la deducción de Claudio al identificar al Mastarna de las fuentes etruscas con el Servio Tulio de las romanas haya estado basada en pruebas sólidas. Con todo es una reconstrucción que cuenta con amplio respaldo entre los especialistas.
Existen también discrepancias en las fuentes antiguas sobre la identidad del rey socorrido. Para Tácito se trata de Lucio Tarquinio Prisco, de Servio Tulio para Sexto Pompeyo Festo.
Arnobio de Sicca señala el antagonismo entre los personajes. A la muerte de Celio Vibenna, el «seruulus» (su pequeño esclavo) mató a Aulo Vibenna para hacerse con el poder. Este seruulus es probablemente el «sodalis fidelissimus», el compañero de armas fiel de Celio, el Servius Tullius/Mastarna de la Tabla de Lyon.
La acción de los hermanos Vibenna tuvo un impacto considerable en la civilización etrusca: son representados en el trascurso del siglo IV a. C. en espejos, en cuatro urnas funerarias y en las pinturas de la tumba de Vel Saties, continuador de la tradición de los jefes militares etruscos de Vulci contra los romanos.
Vel Saties y Arnza reproducido por Carlo Ruspi.

La tumba es importante porque da una única instantánea de la historia etrusca y romana durante los primeros días de Roma. Confirma la versión más última de la historia dada por el emperador Claudio en la tableta de Lugdunum, en el que describe la versión etrusca de la historia de Servius Tullius (Mastarna).
A su alrededor, las paredes de la tumba fueron cubiertas de frescos. Representan escenas de derramamiento de sangre y crueldad, escenas de lucha furiosamente contra los hombres y de sacrificio. En la pared izquierda de la entrada fueron (de izquierda a derecha) Ajax (aich) secuestrando a Cassandra (cas'ntra) en el altar después de la captura de Troya, Phoenix (Phenuis)-el mentor de Aquiles, Nestor rey de Pilos y la lucha fratricida de Eteocles y polinices de los siete contra Tebas. En la entrada de la pared, a la izquierda la ejecución de los prisioneros troyanos, el sacrificio humano ofrecido al alma de Patroclo muerto. Él había hundido su espada en el cuello de un joven cuyos ojos parecían congelados con terror y dolor. Todas estas fueron escenas de leyendas griegas y la materia no era nada nuevo, con la excepción de las Deidades del inframundo etrusca Vanth y Charu(n).

ESCULTURA
En la escultura realizaron sobre todo obras en barro cocido posteriormente policromadas e hicieron figuras de gran tamaño, que preparaban por separado y unían en el momento de la cocción.
También esculpieron la piedra y el bronce, éste último tanto en bloques macizos, como en figuras huecas de gran tamaño. Los capítulos esenciales de la escultura etrusca son, por un lado, las placas de revestimiento para los templos (templo de Talamote) y las paredes de las tumbas (tumba de los relieves) y los sarcófagos y urnas; la escultura de bulto redondo relacionada fundamentalmente con templos y edificaciones funerarias; y por otro lado, la escultura estrictamente funeraria. Destacan los antefijas2 de los tejados de los templos con sátiros, ménades, gorgonas, etc. (apotropaicos)

Escultura bulto redondo
En cuanto a la escultura de bulto redondo es en la región de Vulci, uno de los grandes centros de producción de esculturas en piedra, se encuentran las mejores obras, como la figura de un León alado, realizado en piedra volcánica a mediados del siglo VI antes de Cristo. 
León alado, s VI a.C., Vulci. Museo del Louvre, Paris

Hecho de roca volcánica este león pertenece a un tipo de escultura funeraria con motivos animales: leones, leones alados, esfinges, panteras, centauros, monstruos marinos y otras criaturas fantásticas de la iconografía oriental. Este tipo de escultura se desarrolló en Vulci, Tarquinia, y alrededores entre los años 600-530 a.C., periodo arcaico.
El tratamiento es más gráfico que plástico. Las excavaciones de las necrópolis han descubierto muchas obras con características similares. Los monstruos y animales fantásticos como este, se ponían en la entrada de las tumbas, marcando el paso entre el mundo de los vivos y de los muertos, posiblemente con una función apotropaica.

De esa misma época es también una de las más importantes obras etruscas, las estatuas del templo de Portonaccio en Veyes, realizadas en terracota pintada. De entre todas ellas destaca de forma extraordinaria el imponente Apolo de Veyes.
El estilo jónico se adentró con tanta fuerza en el gusto tirreno que, en las últimas décadas del siglo VI a. C., pudo incluso desarrollarse independientemente en su nueva patria. Y en este contexto, quiso la fortuna que naciese y se desarrollase en el sur de Etruria un autor al que se puede, sencillamente, tratar por separado, porque sus escasas obras sobresalen por encima de toda la escultura etrusca. Nos referimos, en concreto, al genial artista -acaso el Vulca que mencionan las fuentes latinas- capaz de concebir y ejecutar las estatuas del Templo del Portonaccio en Veyes.
Su figura aparece aislada por varias razones. En primer lugar, la actividad artística de Veyes nos es aún peor conocida que la de Tarquinia o Caere, y por tanto desconocemos precedentes claros de su obra. En segundo lugar, a poco que repasemos las obras hasta ahora comentadas, nos daremos cuenta de la escasísima, casi nula tradición de estatuaria dedicada a templos; Vulca será un creador de imágenes divinas, comprometido con el mundo de los reyes y con el desarrollo de las estructuras estatales, no un fiel servidor de las vanidades funerarias.
Más pasemos a la decoración de su templo. Sin despreciar las antefijas, con cabezas de gorgonas tan salvajes como inolvidables, el grupo esencial se concentraba sobre la viga mayor o columen. Allí se alineaban al menos cuatro figuras de tamaño natural: un magnífico Heracles, de impresionante torso, con su pie sobre una cierva abatida; Apolo, que se dirige hacia él con ánimo de arrebatarle la pieza; Hermes, acercándose para pacificar a los contendientes, y una figura femenina con un niño en el regazo. Ignoramos quién es esta mujer; se ha pensado en Latona con su hijo Apolo, pero eso supondría la presencia de dos Apolos en la misma escena...
De cualquier modo, lo primero que se trasluce es la aceptación en Etruria, y a nivel oficial, de dioses y mitos griegos. Tan helénica resulta la escena, que inconscientemente designamos a los personajes por su nombre griego, no por el etrusco correspondiente (Hercle, Apulu, Turms).
Sin embargo, cuando nos adentramos en los aspectos estilísticos, nuestra opinión empieza a cambiar. Detalles expresionistas, como el torso de Heracles o los marcados tendones en la mano de la mujer, acaso podrían antojarse caracteres locales, igual que el uso de la terracota como material. Pero pronto nos damos cuenta de que esta explicación no basta, y que se impone hablar de un estilo individual, fruto de la enorme personalidad de su autor. Sobre una educación jónica, a la que se añaden (estamos ya en torno al 500 a. C.) elementos realistas de raigambre ática, el artista libera su fantasía. Las telas se pliegan de forma caprichosa y decorativa, como si quisiesen hacer juego con las abarrocadas palmetas en que se apoyan Apolo y Heracles. Pero aún resaltan más las caras de Hermes y Apolo. Pese a ser casi idénticas, simples toques y matices alegran la mirada de aquél, mientras que éste, en su acometida, mantiene una expresión gélida; su forzada sonrisa, según se ha comentado a veces, le emparenta con el lobo, y no por pura casualidad. En efecto, éste es su animal emblemático en la Etruria arcaica, donde el dios tiene a menudo atribuciones fúnebres.
Todos los detalles de estas estatuas merecen recordarse, desde sus esbeltas proporciones -algo tan raro en Etruria- hasta su tratamiento blando y directo, sobre todo en las cabelleras. Pero, desde el punto de vista de la creatividad, hay un punto que nos parece decisivo: para plasmar el movimiento -véase en particular el Apolo-, el artista lanza los cuerpos hacia adelante, cargando todo el peso en una pierna. Tan decidida violación de la tradicional y venerada ley de la frontalidad tardará en Grecia aún una veintena de años en plantearse, y precisamente significará allí el paso del arcaísmo al clasicismo.

El templo de Portonaccio o el templo de Apolo en Veyes, a poca distancia al norte de Roma, es una estricta templaria clásica pero ostentaba cuatro estatuas de terracota de tamaño natural en el caballete del tejado. Constituían un grupo dramático de los que encontrábamos en los frontones griegos: el torneo ente Hércules y Apolo por la cierva sagrada en presencia de otros dioses. Entre los fragmentos encontrados hay antefijas con cabezas de Gorgonas y Ménades, una cabeza de Turms (Mercurio), una figura femenina con un niño en brazos y dos esculturas en grupo. La mejor conservada es esta imagen de Apolo, considerada como la obra maestra de la escultura etrusca arcaica.
Su cuerpo macizo, perfectamente perceptible bajo las estrías ornamentales del ropaje, sus piernas nervudas y musculosas, su zancada deliberadamente precipitada, revela una fuerza expresiva que no tiene parangón en las estatuas griegas de la misma época. Apolo (Apulu) muestra un carácter etrusco muy lejano del Apolo convencional helénico: su cara es oscura, sus ojos miran fijamente y su boca sonríe como una fiera. En la Etruria arcaica Apulu era un dios infernal, acompañado por un lobo y que luego en época clásica sería sustituido por Aita (Hades, Plutón) como señor de ultratumba.
Apolo, avanza hacia su izquierda con su brazo derecho estirado y doblado (su brazo izquierdo está hacia el suelo quizá con un arco en su mano); Hércules, con la cierva atada alrededor de sus piernas, se estira hacia la derecha, inclinándose para atacar con su porra y con su torso en una curva violenta.

Detalle de la ornamentación de la base
Apolo y Hércules
  
Que Veyes era un centro escultórico importante de fines del siglo VI, parece confirmarlo la tradición romana según el cual el último de los reyes etruscos mandó venir a un maestro de aquella localidad para encargarle la confección de la estatua de Júpiter en terracota para el templo del Capitolio.
En el año 474 a.C. las naves etruscas son derrotadas en Cumas por la flota siracusana. Hay un momento de gran crisis en la región con restauración del poder de los principies terratenientes y se abandonan los contactos con el exterior. En el año 386 a.C. cuando los galos abandonan Roma se ven los primeros signos de recuperación. Es la denominada fase itálica de la cultura etrusca (republicana media de Roma) y finaliza en el siglo II a.C.
Artísticamente, aunque el dominio político es ahora romano, los talleres etruscos continúan con la creatividad. En escultura de esta época, tenemos los caballos alados que adornaron el Ara de la Regina (Templo mayor de Tarquinia), una caja de bronce que es la cista Fiocrónica y otras encontradas en Arezzo: el Arador de Arezzo y la Quimera de Arezzo, que representa un feroz animal luchando con Belerofonte, este no se ha conservado.

Caballos alados, Museo arqueológico Tarquinia. Terracota Es lo que queda de un carro tirado por caballos que se realizó en el siglo IV. Era parte de un alto relieve. Las figuras son muy realistas y dan una gran sensación de profundidad. Están realizados en terracota policromada. La obra está realizada en terracota y procede de diversos fragmentos del frontón de un templo etrusco llamado el “Ara de la Reina” en la antigua ciudad de Tarquinia. Se puede fechar entre los siglos IV y III a.C., aunque algunos autores la colocan más cerca del siglo III, pues fue a partir de entonces cuando los templos etruscos experimentaron una fuerte evolución respecto a la decoración de frontones y frisos. En los primeros tiempos arcaicos, no existía ese tipo de decoración, ya que el material de construcción a base de maderas sin piedras, no favorecía la colocación de ornamentos, tan solo se decoraban frisos, techumbres y aleros con alas de cerámica bellamente policromados. Probablemente estos caballos tirarían del carro de algún Dios o Diosa al que estaría dedicado el templo, al igual que vemos en otras producciones del Arte Griego, del cual el etrusco tiene una clara influencia en todas sus obras, dado que eran pueblos marineros que comerciaban con Oriente.


Arador de Arezzo, Estatuilla en bronce del siglo VI a.C. Museo de la Villa Giulia. Roma.

Quimera de Arezzo 
En la mitología griega, la quimera era una criatura que escupía fuego y tenía parte de león, de cabra y de serpiente. La primera referencia a la Quimera aparece en el canto VI de la Iliada, se trataba de un animal híbrido que asolaba Grecia. Belerofonte, hijo de Glauco, a lomos de Pegaso la mata. Otro mito lo hace hijo de Era hijo de Poseidón y de Eurinome, hija del rey de Megara. Cuando era adolescente fue acusado de asesinar al rey de Corinto, llamado Belero (acción de la que procede su nombre, asesino de Belero), en otras versiones asesinó a su propio hermano Delíades o Pirén. Como castigo fue expulsado de su tierra con total pérdida de su honor. Sin embargo, Belerofonte fue perdonado, en el reino de Tirinto, donde reinaba Preto. La esposa de Preto, llamada, según versiones, Antea o Estenebea, intentó seducir al héroe, porque estaba enamorada de él pero como era rechazada, se vengó acusándole en secreto ante su marido precisamente de ese mismo delito, intentar conquistarla.
Preto, enojado, dispuso un viaje de Belerofonte hacia la corte del padres de Antea, llamado Yóbates, en Asia Menor, dando instrucciones a Belerofonte para que entregara cierta mensaje a Yóbates a su llegada. El mensaje, en realidad, era una carta en la que Preto pedía que el joven fuera asesinado. Yóbates, al tener conocimiento de tal misiva, decidió que no podía ir contra las leyes de la hospitalidad que le obligaban a tratar adecuadamente a Belerofonte, sobre todo después de haberlo agasajado durante nueve días antes de leer la carta, pero, como debía su papel de padre de la deshonrada, resolvió enviar a Belerofonte a matar a un horrible monstruo que les acosaba: la Quimera, plenamente convencido de que perecería en tal empeño. Sin embargo, como tales actos eran sumamente injustos, dado que Belerofonte no había intentado seducir a nadie, los dioses se pusieron de parte del héroe.
Atenea le entregó un freno de oro, gracias al cual podría domar al caballo alado Pegaso, que le ayudaría en su labor. Una versión de la leyenda dice que Belerofonte obtuvo tal regalo porque había ido a orar al templo de Afrodita, según consejo del adivino Poliido. Y así fue, como, localizado Pegaso y hallada la Quimera, tras una horrible contienda, Belerofonte venció triunfante a ese horrible monstruo. Para lograrlo, Belerofonte le asestó varias  cuchilladas y después le introdujo un trozo de plomo en la boca, que, al quemarse, con el continuo fuego que el monstruo expulsaba, le provocaron la muerte.

La Quimera de Arezzo quizá sea la más famosa de las esculturas etruscas. Ignoramos si formó parte de un grupo con una estatua de Belerofonte montado sobre Pegaso; de cualquier modo, presupone este complemento, puesto que presenta una herida en la garganta de su prótomo de cabra, pero tampoco es un argumento definitivo. Por entonces era ya posible plantearse una obra abierta, que sugiere una presencia exterior sin mostrarla de hecho. Sea como fuere, y aun cabiendo la posibilidad de que esta fiera fuese un mero protector apotropaico, lo cierto es que su excitación por el combate, la cólera que irradian sus facciones, la tensión de sus garras y la ágil curva de su lomo la sitúan entre las mejores esculturas animalísticas de toda la historia del arte. El artista, desconocedor de los verdaderos leones, renunció a copiar modelos escultóricos y, según se ha repetido, acudió al expediente de inspirarse en las fauces de un perro irritado.
Sin embargo, el gran problema que supone el origen de esta estatua sigue aún sin resolverse. Quienes ven en ella -y es lo más común- una magnífica obra etrusca de hacia 360 a. C., aducen como prueba contundente la yuxtaposición de una anatomía realista, nerviosa y fluida, propia del clasicismo tardío, y de unas melenas esquemáticas y rígidas, con mechones idénticos y repetidos: ahí habría que ver el signo del artista etrusco, que anda escaso de modelos nuevos y acude, cuando lo necesita, a sus repetidísimos recuerdos del arcaísmo. Por desgracia, sin embargo, esta yuxtaposición de estilos no es un signo inconfundiblemente etrusco: como es bien sabido, la plástica griega del sur de Italia ofrece este mismo tipo de soluciones. Sigue por tanto abierto el problema, y en él se juega el arte etrusco una de sus obras maestras.
La obra fue hallada en 1553 e instalada por Vasari en Florencia para representar a los enemigos derrotados por Cosme I de Medici. Las garras, aunque originales, hubieron de ser restauradas; en cuanto a la cola, rota y desaparecida antes del hallazgo, tuvo que añadírsele en 1784.

A partir del siglo III a.C., adquieren las esculturas etruscas un refinamiento tan afín al Arte Griego contemporáneo, que se puede sospechar que sus autores hayan sido griegos establecidos en Etruria. Los Caballos Alados, que hoy se conservan en el Museo Nacional de Tarquinia, es una muestra de esta influencia helenística, pero también del carácter de dinamismo y estilización del Arte Etrusco.

ESCULTURA FUNERARIA
En cuanto a la escultura funeraria, se desarrolla ésta fundamentalmente en la realización de urnas y sarcófagos, en las que se aprecia una interesante evolución desde las etapas más tempranas hasta la época helenística. Los ejemplos más antiguos pertenecen a urnas de piedra y estatuas funerarias, localizadas en Chiusi, que contendrían las cenizas de los difuntos. En el caso de las urnas, algunas aparecen decoradas con relieves planos policromados. De este periodo procede también una de las obras más representativas: el Sarcófago de los Esposos, perteneciente a la necrópolis de Banditaccia, en Cerveteri. Es una excepcional obra cuyo estilo debe mucho al arte jonio de donde toma su principal inspiración. Fechado hacia el 520 antes de Cristo, es una gran urna cineraria doble, que estuvo vivamente policromada. En ella se representa, a través de una composición muy armoniosa, a dos esposos difuntos tiernamente abrazados y medio acostados sobre un lecho de odres.

Descansan con el cuerpo erguido, apoyados sobre su brazo izquierdo y mirando de frente, en una actitud típica de un banquete.
Existen numerosas dudas alrededor de este famoso sarcófago etrusco hallado en pedazos en una tumba de Caere. Los especialistas se plantean numerosas preguntas: si se representa a los cónyuges durante el banquete fúnebre o en cualquier otro banquete de la vida aristocrática; si el sarcófago está realizado para sepultar a ambos esposos o sólo a uno de ellos; por qué se produjo la sustitución de los sarcófagos en forma de cofre por estos lechos comensales. Sí parecen llegar a un acuerdo en cuanto al autor, que no sería griego -aunque las cabezas y los torsos tengan rasgos focenses-, al igual que el principio antihelénico por el que se rige el conjunto como es el desprecio por la parte inferior del cuerpo humano; las piernas no parecen existir aunque el calzado se reproduce con todo detalle.

Esta tipología de sarcófago se va a continuar en las etapas siguientes, tal y como demuestran el Sarcófago del Magnate, de finales del siglo IV y principios del siglo III antes de Cristo, decorado con escenas de amazonomaquia y centauromaquia y con la figura acostada del difunto sobre la tapa.

Desde la segunda mitad del siglo IV antes de Cristo aparece de forma paulatina un nuevo tipo de urna cineraria, consistente en un recipiente que solía estar decorado con una escena mitológica o funeraria ejecutada en altorrelieve. A partir de este momento se repetirán los modelos que se venían dando desde tiempos más antiguos, potenciándose, sobre todo en las últimas fases, el valor del lenguaje simbólico en detrimento de la perfección formal.



Sarcófago de Larthia Seianti
La preocupación que sentía la civilización etrusca por la vida del más allá está presente en sus manifestaciones artísticas. Este sarcófago es una muestra de ello, el hecho de que el difunto aparezca representado, asegura de alguna de manera, su pervivencia. Esta mujer aparece ricamente ataviada con el típico collar de siemprevivas y sosteniendo en su mano izquierda el óbolo para pagar a Caronte, genio del infierno, encargado de llevar las almas a través de los pantanos del Aqueronte, hasta la orilla contraria al río de los muertos.
El cuerpo quizá es demasiado largo para ajustarse mejor a la forma del sarcófago. Ya no es un cuerpo aplastado, sino que tiene una de las piernas un poco doblada. En la mano lleva un platillo o un espejo. El rostro permanece tranquilo y sereno y la mujer debía ser de procedencia noble por sus adornos. representada con el gesto de apartar el velo para admirarse en el espejo. El velo está magníficamente realizado, con un remate de florecillas.


EL RETRATO
Los etruscos fueron también los iniciadores del retrato, alcanzando sobre todo al final altas cotas de realismo. Estos retratos se ofrecían como exvotos y tenían esencialmente un carácter funerario. La retratística etrusca anuncia el retrato romano, heredero a la vez del expresionismo itálico y del naturalismo griego.

Sarcófagos de los esposos, Cerveteri SVI a.C.
1-. Museo Nacional Etrusco de Villa Giulia., Roma
2- Museo del Louvre
Se trata de dos sarcófagos etruscos antropoides, de 1,14 m. de alto por 1,9 m. de ancho, ambos son muy similares ya tal vez ambas obras fueron realizadas por el mismo artista. Construidos en terracota, originalmente coloreados como vemos en el ejemplar del Louvre la cabellera masculina rubia, la tapa del sarcófago representa una pareja recostada en un triclinio, hecho de terracota pintada.


Muestra una pareja casada reclinándose en un banquete en la otra vida (en una escena similar a las de los jarrones griegos contemporáneos). Fueron hallados en unas excavaciones del siglo XIX en la necrópolis de Cerveteri (la antigua Caere).
Probablemente contenía las cenizas de los representados ya que detrás hay huecos quizás para guardarlas.
La postura es muy común, están reclinados en el triclinio. Los esposos están juntos y vivos. Quizá celebran un banquete, pero quizá solamente están conversando o ahuyentando a los malos espíritus. El hombre está semidesnudo y en un tono más oscuro que la mujer, que se encuentra totalmente cubierta por la túnica. Los rostros recuerdan al arte arcaico griego. La mujer lleva un tocado muy liso. Las almohadas tienen un tratamiento escultórico de gran calidad. Los rostros sonrientes (“sonrisa arcaica”), los ojos almendrados y el cabello largo trenzado, al igual que la forma de los pies de la cama, revelan influencias griegas. El marcado contraste entre los bustos de alto relieve y las piernas aplastadas es típicamente etrusco. El interés del artista etrusco se centró en la mitad superior de las figuras, y especialmente en los rostros vibrantes y brazos gesticulantes.
Los especialistas se plantean numerosas preguntas: si se representa a los cónyuges durante el banquete fúnebre o en cualquier otro banquete de la vida aristocrática; si el sarcófago está realizado para sepultar a ambos esposos o sólo a uno de ellos; por qué se produjo la sustitución de los sarcófagos en forma de cofre por estos lechos comensales. Sí parecen llegar a un acuerdo en cuanto al autor, que no sería griego -aunque las cabezas y los torsos tengan rasgos focenses.
La preocupación etrusca por las efigies de los muertos podría conducirnos a esperar en ellos, desde muy antiguo, un franco interés por el retrato individual. Sin embargo las facciones funerarias de las esculturas de los sarcófagos son completamente impersonales y hasta el año 300aC el parecido individual no comenzó manifestarse en la escultura etrusca.
De las obras más bellas de esta fase posterior, no son los retratos funerarios, que tienden más a la tosquedad y la superficialidad, sino las cabezas de estatuas de bronce. El retrato de un muchacho, de principios del siglo III a.C. (Museo Arqueológico Florencia) es una auténtica obra maestra del género: la firmeza del modelado confiere una agudeza especial a la boca, sensitiva, y a los ojos, dulces y melancólicos.
Busto de joven Etrusco

Bruto, 300 a.C., Museo de los Conservadores, Roma Es ya del siglo III y también está realizado en bronce. Es llamada así porque se pensó que representaba a Lucio Juno Bruto, creador de la República Romana y primer cónsul, pero en realidad se desconoce su identidad. Hay un gran sentido del retrato. Sólo se conserva la cabeza, pero probablemente se correspondería con un cuerpo de tamaño natural. Los ojos están rellenos de pasta vítrea y la barba y los cabellos están realizados de forma suave pero muy detallista. Es un antecedente de los retratos romanos. Mientras que el cabello tiene un tratamiento de tipo griego, la cara es plenamente etrusco-itálica por sus detalles de minucioso realismo, pero con una geometrización y una expresividad ajenas a la tradición etrusca, por lo que entra en el inicio del retrato romano.

Marte de Todi

Este rarísimo testimonio de la estatuaria antigua en bronce representa a un guerrero vestido con coraza y apoyado en una lanza de hierro, que dedica una libación propiciatoria con una pátera antes de la batalla (la pátera y restos de la lanza actualmente están expuestos en la vitrina). La estatua está compuesta de partes fundidas separadamente a la cera perdida y luego soldadas, con inserciones polimatéricas que exaltan el efecto verista. La inscripción dedicatoria, en la lengua de los antiguos umbros pero en alfabeto etrusco meridional (ahal trutitis dunum dede) recuerda que la estatua fue donada (dunum dede) por un tal Ahal Trutitis, quizá un personaje de origen céltico. Realizada probablemente por una fábrica de Orvieto (Volsinii), revela referencias a modelos de ambiente ático a partir del 450 hasta el 425 a.C. aproximadamente, sobre todo del círculo de Fidia, aunque con genéricas referencias a la plástica de Policleto. Fue hallada en Todi en 1835, enterrada bajo losas de travertino, quizá tras ser alcanzada por un rayo. El Gobierno Pontificio la adquirió en 1836.

El orador

Anteriormente tomada como romana, el descubrimiento de unos caracteres etruscos en su toga han hecho que se recoloque dentro del periodo etrusco en pleno dominio ya romano (hacia el 80 antes de Cristo).
Una vez más se observa la capacidad de este pueblo de adherirse a las corrientes dominantes (como anteriormente la griega, como vimos en la Quimera de Arezzo).
Representa a un hombre togado, Aulo Metelo en un santuario o tumba. Posiblemente un noble local en actitud de arenga (de ahí su nombre: arringatore)
Con algunos rasgos arcaicos (pelo pegado al cráneo, tan sólo dibujado), destaca el trabajo de su toga, la apertura de su gesto (como la que más tarde veremos en el Augusto della Prima Porta) y el realismo y penetración de su rostro, que tendría los ojos de pasta.

LA METALISTERIA
Los etruscos tenían fama como grandes artífices del metal, ya que la riqueza de Etruria se hallaba basada en la explotación de yacimientos de cobre y hierro.
Independientemente de las grandes obras escultóricas en metal, ya desde el siglo VI produjeron grandes cantidades de estatuillas de bronce, espejos y objetos similares, tanto para la exportación como para su propio consumo, también con figuras en forma de animalitos, figuras humanas estilizadas, decorando las urnas servían de joyeros a las mujeres)

Cista ficorini, S IV a.C. Museo de Villa Giulia, Roma. Decorada con una escena grabada de los argonautas, reproducción de un cuadro griego. El asa es Dionisio con dos sátiros itifálicos. Incluye una inscripción en latín arcaico. “Dindia Macolina me dio a su hija”.
Hecha en Roma y firmada por un toreuta, de nombre Novios Plautios y de origen campano quizá, fue hallada en una tumba de la necrópolis de Palestrina en 1738. Destinada a guardar objetos de tocador como otras muchas cistas existentes, aunque ninguna tan célebre como ella. Los pies, los apliques y los grabados de las paredes pertenecen todos a un mismo artista y a su taller; pero las tres estatuillas que coronan la tapa son de una autoría distinta y menos relevante que la de Plautios. 

Urna funeraria de Bisenzio (7100 a.C), Museo de Villa Giulia. Representa la muerte de un animal, precedente de las cacerías o venaciones funerarias que los romanos trasladaran al anfiteatro.
Los primeros en trabajar el oro y la plata en Italia fueron los etruscos; todo esto se comprobó con los descubrimientos realizados en las tumbas desenterradas en los últimos años. Esta bella joyería se identificaba mayormente por la representación de exquisitas piezas de gran tamaño, recurriendo a diversas técnicas del grabado y estampado en troqueles con imágenes humanas, animales y vegetales.
Asimismo, en la joyería etrusca se solían usar las formas de filigrana con ángulos geométricos, combinando los elementos, confeccionando hermosas prendas como pulseras, collares, anillos y pasadores. Igualmente, empleaban la granulación con total maestría; técnica que consistía en soldar pequeñas bolitas de oro, formando bellísimos modelos simétricos, con exactitud y elegancia casi increíbles.
Hasta los momentos, no se sabe, con precisión, cómo los etruscos lograban enlazar las diferentes esferas sobre la superficie metalizada; muchos orfebres suponen que recubrían el oro con sales arsénicas, con las cuales se formaban las bolitas y, al entrar estas en contacto con el fuego, las sales solían evaporarse, formando muchos componentes químicos, permitiendo soldarlas con un perfil de gotas, a la plancha de la prenda. 

Otra técnica que se utilizaba con frecuencia en la joyería etrusca era la policromática, incrustando gemas o una masa de vidrio que, al solidificarse y con el calor, despedían luces de diferentes tonalidades. De igual manera, el ámbar y el marfil eran materiales muy solicitados en las piezas comunes, con ellas se realizaban ornamentos para las mujeres; sin embargo, las matronas no llevaban ámbar en sus joyas, solo oro junto a otras piedras preciosas.
Al este de la población, se abrieron muchos lugares donde empezaron a producir objetos para el uso doméstico en grandes cantidades, en su mayoría hechos de bronce. Estos llamativos productos se componían de muchos cofres circulares, candelabros espectaculares, finísimos vasos áticos con lujosas figuras negras, esculpidos o en relieve, espejos grabados con escenas mitológicas, entre otros detalles.

Inmediata a la industria metalurgia, la joyería etrusca mantenía un comercio siempre activo, porque ellos tenían una civilización avanzada para aquellos tiempos, con una industria muy desarrollada. Eran muy creativos e inteligentes, sabían manejar muy bien el arte de originar cosas nuevas y producir efectos que llamaran la atención; por eso manipularon la joyería, denotando una excelente calidad, con esmero en los detalles y gran destreza en la fabricación. 




El centro más importante de producción estaba en Populonia, una antigua ciudad etrusca al norte de Piombino (Livorno), que fue un antiguo puerto de mar de Etruria en cuyas proximidades se encuentran vastos depósitos de escoria de hierro, con señas de varios siglos de actividad más tarde se volvió un centro minero y marinero independiente. Evidentemente, los centros más destacados de producción deben de haber coincidido con la introducción de grandes emporios comerciales que estaban situados en general en las proximidades del mar, todos estos lugares se convirtieron no sólo los centros financieros, políticos y culturales, sino en metrópolis donde había fabricantes y orfebres especializados en la fabricación de joyas. 
Los elementos más comunes de la joyería son hebillas con una correa larga, broches de cabeza redonda, pulseras y aros. La decoración se basaba por lo general en la granulación, que en estos artículos lograba una expresión de perfección    técnica, a veces reducida a pequeños granos que se veían como polvo. Más al sur los etruscos tratan  muy bien la joyería con esta técnica y la utilizan para enfatizar, los relieves, la orfebrería de granulación en el norte etrusco, está destinada a representar escenas completas.
En general, lo que surge es un fino arte más elegante. Trabajos con acabados y terminaciones en estos productos hechos por artesanos etruscos nos muestran hasta qué niveles de maestría tenían estos artistas que llegaron a utilizar los más variados medios y técnicas. El uso de la granulación efectuada para cubrir superficies enteras resultaba de suma elegancia, el uso de estampados para crear bajorrelieves femeninos en estatuas, flores y hojas.  
Otra cosa que se observa es la tendencia a hacer uso de la técnica de la poli cromática, usando gemas o pasta de vidrio, que son exclusivamente usadas con el oro. El resultado es una alternancia inteligente entre los elementos, algunos densamente decorados dependiendo de las posibilidades de los materiales, por su maleabilidad, y lo que les permite extenderse en capas brillantes y lisas, o disolverse en un polvo muy fino, dando los más variados efectos intermedios a cada obra.


Espejo etrusco 300 a.C.


PINTURA
En la pintura etrusca se puede ver una clara influencia de Grecia y luego así mismo la pintura etrusca hará lo propio en la pintura romana. Está muy relacionada con el mundo funerario, ya que han aparecido en el interior de las tumbas, decorándolas. Por un lado aparecen escenas funerarias y, por otro, aparecen situaciones de la vida cotidiana para envolver al muerto de todo lo que había tenido.
Las pinturas etruscas que han llegado a los tiempos modernos son, en su mayor parte, frescos murales de tumbas, y principalmente de Palerme, en Sicilia. El hombre etrusco vivía plenamente la existencia terrenal confiada en una vida dichosa de ultratumba. Los vestigios de su arte así lo confirman, porque están dedicadas casi en exclusiva a la creencia del más allá.
En el estudio de la pintura etrusca se diferencias tres épocas cronológicas:
El influjo oriental, entre el 700 y el 575 a. C., con dos subperíodos,
·       uno entre el 700 y el 625 a. C., con influencias fenicias y chipriotas, y
·       otro entre el 625 y el 575 a. C., con influencias griegas. Esta es la época del gran esplendor de la pintura etrusca.
El tercer período se extiende hasta el siglo III a. C., ya de decadencia, hasta enlazar con la pintura romana.

Se ha relacionado con las culturas del Mediterráneo oriental. Se cree que las técnicas que usaron los etruscos son las mismas que usaban los pintores helénicos, ya que el arte etrusco parece seguir la misma evolución. Los temas reflejan sus creencias religiosas, el pensamiento acerca de la muerte y la esperanza de la vida eterna y gozosa tras el fallecimiento. Las tumbas eran labradas en la roca o construidas con grandes bloques de piedra. Dentro se colocaba el sepulcro y las paredes se pintaban al fresco, técnica permite que las pinturas perduren a lo largo de los siglos, ya que al secarse el yeso sobre el que se aplica el pigmento, la pintura pasa a formar parte de la propia pared.
Se representaban escenas que nada tenían que ver con la tristeza de la ausencia del ser querido, sino que presentan aspectos de lo que fue la vida del difunto, alegría y fiestas junto a su familia, juegos, cacerías, etc. Los etruscos copiaron profusamente el paisaje que tenían a su alrededor, tanto natural como social. Retrataban escenas mitológicas y funerarias.
Todo se dispone armoniosamente en una decoración geométrica dividida en bandas, techos, frisos, y toda la estancia. Las figuras están marcadas por fuertes trazos, lo que nos habla de un importante dominio del dibujo. La composición de estos frescos presenta mucho movimiento, con una armonía cabal y estilizada, con formas simples. El estilo era marcadamente bidimensional, estilizado (formas delineadas en negro), más de colores vivos y atmósfera jovial. Los pigmentos se obtenían de piedras y minerales que se molían y mezclaban. Los colores preferidos en la pintura por los etruscos fueron el rojo, verde y el azul, al parecer porque les asignaban connotaciones religiosas. El color tiene un simbolismo: los hombres aparecen en tonos oscuros y rojizos y las mujeres en tonos claros, indicios de la masculinidad y feminidad. En general los valores de las tintas son muy armoniosos y sin estridencias. Los pinceles se hacían con pelo de animal y eran extremadamente precisos (incluso en la actualidad, los mejores pinceles se hacen con pelo de buey).
Desde mediados del siglo IV a. C., el claroscuro empezó a usarse para representar la profundidad y el volumen. El concepto de proporción no aparece en ninguno de los frescos supervivientes y a menudo se encuentran retratos de animales o de hombres en los que algunas partes del cuerpo están desproporcionadas. Uno de los frescos etruscos más conocidos es el de la «Tumba de la Leona» (Tomba de los leones) en Tarquinia.
En una fase tardía, la actitud festiva ante la muerte cambió, posiblemente por la influencia del arte griego del periodo clásico, y las figuras muestran un nuevo talante, pensativo y de incertidumbre hacia el final de la vida.
También el sarcófago se pinta. Son de terracota con figuras semitendidas sobre las tapas. Tienen vivos reflejos de claroscuro, y un tratamiento que muestra la preocupación por la vida de ultratumba.
Otra gran realización de la pintura etrusca es la de los vasos, que se difunden a imitación de los vasos griegos.
De las doce ciudades que formaron la confederación etrusca las que mejor han conservado mejor las muestras de su arte son: Cerveteri, Veyes, Chiusi y Tarquinia.
Pintura mural etrusca, representando a un músico, en la llamada «Tumba del Triclinio», en Tarquinia, h. 480 a. C.
Fresco de la tumba de los leones necrópolis de  Tarquinia 
Tumba de los Leopardos - hacia el año 500 a. C., en Tarquinia

Pintura mural en la «Tumba de los Leopardos» - hacia el año 500 a. C., en Tarquinia; en el centro, el tañedor de la flauta doble típica de los etruscos.
Tumba de los escudos Tarquinia

Tumba de los toros, Tarquinia
Hermes llevando a una mujer,  Louvre, París, siglo VI A.C. Hermes (Latino, mercurio) es el Mensajero de los dioses. Según Julius Caesar y otras fuentes, el Dios principal de los celtas era Hermes. Agni, el Dios del fuego de la Rig Veda de la India tiene un papel importante como el Mensajero de los dioses. Hasta la morada de los dioses, Agni llevan ofrendas al fuego. Puede ser el Mensajero etrusco como Agni, llevando el alma cremado al cielo.
Tumba de los augures,

 
CERAMICA
A finales del siglo VII a. C., la técnica de las pinturas miniaturas empleada con éxito en los alfares de Corinto desembocó en la famosa cerámica de las figuras negras, llamadas así porque los tonos castaño oscuro empleados en el trazado de las siluetas fueron sustituidos por el negro intenso, de un barniz brillante. Los detalles interiores se siguieron marcando por medio de finas y precisas incisiones y como colores complementarios se utilizaron, a veces, el castaño y el blanco, este último aplicando específicamente en las carnaciones femeninas.



Los buccheros (bukkero; voz italiana del portugués- bucáro) fueron cerámicas negras de la civilización etrusca creadas en el asentamiento de Cerveteri. El método de cocción volvía negra la cerámica y hacía brillar metálicamente las superficies, quemando cuidadosamente las piezas después de cocerlas. Las urnas y las vasijas etruscas hechas con este sistema se parecen bastante a las vasijas griegas, construidas igualmente con materiales locales. Contaron a su favor con la roja arcilla del Ática, rica en materiales férricos, que tras su cochura alcanzaba un color una textura inimitables, ofreciendo así un fondo idóneo para servir de contraste con las figuras negras que adornaron las superficies de sus hermosos vaso, exquisitamente torneados y adornados con un variado repertorio de temas: mitológico, épicos, dionisiacos, de escenas de banquete y de la vida cotidiana El proceso de fabricación requería unos hornos capaces de soportar temperaturas de 900ºC y 1050ºC.

Cáliz de alta patas de bucchero etrusco con decoración en relieve, comienzos siglo VI a.C.

Oinochoe con cabeza de toro  siglo VI a.C. Museo Arqueológico de Florencia

Afinales del siglo VI a.C., fue en el taller de exequias y en otros contemporáneos donde se produjo un cambio en el estilo y técnica decorativa, dando paso a la cerámica de figuras rojas, imperante en los siglos siguientes. Los nuevos vasos vieron sus cuerpos totalmente recubiertos de barniz negro, respetándose únicamente el rojo de la arcilla para las figuras, cuyos detalles interiores se realizaron por medio de finas pinceladas.
De esta cerámica, son muy característicos los Vasos canopes, llamados así por comparación con los jarrones egipcios que encerraban vísceras. Destinados a contener los restos de los difuntos, evolucionan desde una máscara sobre una tapa cilíndrica, en los osarios de finales del siglo VII antes de Cristo, hasta una tapa en forma de cabeza. Los canopes terminan adoptando formas humanas, individualizando el recipiente que debe guardar las cenizas.

La cerámica etrusca propiamente dicha es de barro negro (búcchero nero) no barnizado y tiene ornamentación geométrica sencilla, incisa o hecha con punzón en los vasos más antiguos y escultórica o de relieve en otros posteriores desde el siglo VI a.C.
Alabastron Caere siglos VII-VI

Entre estos últimos se hallan la mayoría con formas de peces, mascarones, etc. o rematando en figura de cabeza humana, o como retratos vasijas.
Cerámica etrusca de Cortona

Otras vasijas que han pasado como etruscas por haber sido halladas en la antigua Etruria y que ostentan figuras mitológicas de color negro sobre fondo rojo oscuro son en realidad griegas, como las famosas hidras caeretanas, de tal calidad que hacen sospechar que se trate de ceramistas griegos establecidos.

Pero las hay etruscas de imitación griega, menos arcaicas que las otras y correspondientes al siglo III a.C.


Religión etrusca
La religión era algo esencial para el pueblo etrusco. La religión etrusca era muy diferente de las de los pueblos que la rodeaban, griego y latino, ya que se trata de una religión revelada por un fabuloso personaje, Tages, que había surgido un día del surco abierto por un labrador de la ciudad de Tarquinia en la tierra que araba.
Tenía apariencia de niño, pero la sabiduría de un anciano, y habría enseñado al pueblo que acudió a escucharle los principios de la disciplina etrusca, que pusieron por escrito, según el relato conservado por Cicerón. Se dice que los griegos asimilaron al pequeño con el dios Hermes Ctonio. En Éfeso, Tages es llamado Gení filius nepos Jovis y enseña disciplina etrusca a los doce pueblos de Etruria.

Otros autores antiguos atribuyen parte de esta revelación a la ninfa Begoe o Vegoia quien habría enseñada los preceptos relativos a la interpretación de los rayos y se conservaron los libri vegoici, a partir de Augusto, en el templo de Apolo Palatino, junto a recopilaciones atribuidas a adivinos latinos, tales como a los hermanos Macio y a los Libros Sibilinos. De acuerdo con los gromatici, agrimensores romanos, las reglas de su especialidad habrían sido dictadas asimismo por la ninfa a un toscano llamado Aruns Veltimnus.
A diferencia de las religiones griega o romana, donde el protagonista era siempre el hombre, la religión etrusca se caracteriza por una anulación de la personalidad humana que las otras no tenían y que los romanos resolvían con una relación sobre todo jurídica.
Las fuentes para el conocimiento de la religión etrusca son de dos clases: Fuentes Directas, como la venda de la momia de Zagreb, la teja de Capua, algunos objetos escritos, como el hígado de Piacenza y monumentos figurados, como restos de templos o tumbas, pinturas, esculturas o espejos decorados. Las fuentes indirectas son las noticias conservadas en las obras de los escritores antiguos griegos y latinos de época imperial y postclásica. Entre ellos destacan las Tablas Iguvinas llamadas así porque se descubrieron en el año 1444 en Gubbio, la antigua Iguvium, bajo las ruinas de un templo de Júpiter. Eran siete, y están grabadas en bronce, cinco en caracteres etruscos y dos en caracteres latinos. El texto epigráfico parece datar del siglo IV a.C., una época en la que Iguvium era aún independiente, por lo que no puede pensarse que el ritual tenga influencias romanas. Contiene prescripciones relativas a la lustración oficial del territorio y, en particular, de la colina Fisienna, que era el observatorio augural de la ciudad. Esta lustración, que corresponde a la amburbium y los ambarvalia de Roma, comportaba una serie de procesiones y sacrificios sucesivos, ofrecidos en diferentes puntos de territorio. La ceremonia era dirigida, en nombre del Estado, por el presidente o el procurador (arsfertur) de una comunidad religiosa de doce hermanos Attidios, análoga a la de los hermanos Arvales romanos.
Tabla Iguvinas

Las instrucciones del ritual se dirigen al augur asistente, que debe guiar al procurador en todos los detalles de esta complicada operación. Como los auspicios eran signos imperativos, es decir, obtenidos por petición, hay que estipular de antemano con los dioses cuáles son los signos esperados.
Comienza la ceremonia, dice el ritual al augur, «por la observación de los pájaros, el cuervo y la lechuza a la derecha, los pájaros carpinteros, macho y hembra, a la izquierda» (Este persclo aveis aseriater enetu: parfa curnase dersva, peiqu peica merstu). Las palabras que designan esta orientación no han podido ser traducidas de forma satisfactoria. El ritural iguvino declara expresamente que si al terminar la ceremonia se dan cuenta de que falta algún requisito, se debe comenzar de nuevo.

La ciencia religiosa etrusca o disciplina etrusca comprendía a la vez una doctrina teórica y unos preceptos prácticos y se contenía en libros sagrados divididos en tres series.

Es destacable que la cultura etrusca tuvo una gran influencia de la religión griega, por tanto nuestras fuentes, etruscas, muestran esta influencia. En segunda instancia también hay que destacar que la religión etrusca fue absorbida por la religión romana, por lo tanto los textos etruscos fueron interpretados posteriormente desde la perspectiva romana. Cuando se encuentra un texto para traducir, una tarea muy complicada, pero posteriormente se ha de interpretar y hay que tener en cuenta la influencia romana y la absorción romana.

En el mundo antiguo hay varios tipos de religiones: las naturales creen en la figura de un dios en la naturaleza; revelada, ya que un profeta en nombre del principal dios comunica un mensaje. Cabe destacar que este último tipo tiene una doble interpretación: en latín se denomina religión a una religión revelada, pero esta palabra muestra dos interpretaciones a la obra de Cicerón De divinatione. El autor afirma que la palabra puede venir del verbo re + ligare, lo que indicaría intensidad, es decir firme con fuerza; por tanto según Cicerón un creyente de una religión revelada es aquel que se encuentra bien ligado a la divinidad predicada por el profeta. Pero el autor también muestra un segundo significado, pues puede que no venga de re-ligare sino de re + legere, es decir releer, leer en profundidad: interpretar. Por lo tanto visto desde este punto una religión revelada es aquella que interpreta la historia humana conducida por la divinidad predicada por el profeta. La religión etrusca pasó por los dos tipos de religión revelada, pero principalmente se decantó por la primera interpretación: re + ligare.
¿Cuáles eran los profetas? Tajo y VeGoia, que predicaban una religión en nombre de unas divinidades. Toda su propuesta religiosa recogió una serie de escritos que conforman sus Textos Sagrados: Etrusca disciplina (EtDs). Este conjunto de textos fue organizado por Cicerón en seis libros: LibriHaruspicini (LHP), es decir el capítulo de la interpretación del futuro a partir de los órganos del cuerpo (haruspicina); Librifulgurans (LFU), es decir el capítulo sobre los rayos ya que los etruscos pensaban que eran un mensaje de las divinidades, siendo un tratado que comentaba los diferentes tipos de rayos y como se habían de interpretar; LibriRitualis (LRT), donde se resume los diferentes rituales que había (animales, vegetales, fundir metales), pero Cicerón, además, explicó los presagios; Librifatalis (LFT), narra las técnicas de los etruscos para prever el destino; LibriAcherumindi (Lach), donde se narra como se pensaba que era el más allá a la religión etrusca; LiberOstensoria (LOs), donde se puede ver un análisis de los fenómenos naturales, pero Cicerón destacó el vuelo de las aves (ornitomancia).
¿Cuál era la religiosidad etrusca? Para los etruscos el universo era muy similar al de los semitas, pensando que era un gran recipiente de agua salada y encima se encontraba una gran circunferencia; esta parte representaba la tierra. Encima de esta superficie había una campana transparente que se movía sobre la tierra, no como en el mundo semita, (sostenía Sol, luna y estrellas), y en el centro del mundo estaba el santuario central del culto etrusco (próximo al Tíber); el mundo se dividía en el sur la ParsPostiga, al Oeste la Pars hostil y al este la Parsfamiliaris, y en el norte la Parsantica. La campana etrusca estaba dividida en dieciséis secciones, por lo tanto con el movimiento de campana se podía estar bajo una sección u otra según el momento del día. Cada fragmento de la campana era propiedad de una divinidad, por lo tanto en un momento determinado se podía estar bajo la sección de Mars y en otro momento del día bajo la de Venus. El culto etrusco era hacer un esfuerzo para mantener una buena relación con la divinidad perteneciente a la sección bajo la cual se situaba la persona.


Libri rituales
Son los más extensos y contienen bastantes más cosas de las que su título da a entender, ya que trataban de las prescripciones relativas a la fundación de ciudades, la consagración de altares y templos, la inviolabilidad de los recintos, todo lo concerniente a la guerra y la paz y la división de la existencia del pueblo en saeculam.
Los libri rituales debían comprender también los libri acheruntici, correspondientes a los libros de los muertos entre los egipcios y los ostentaria, serie de estudios acerca de los difuntos prodigios susceptibles de aparecer en la tierra y cuyo análisis preciso permite descubrir su origen y sentido. La obra en conjunto formaba una doctrina muy compleja que sólo sacerdotes instruidos y especializados podían interpretar y poner en práctica. Esta era la ciencia de los arúspices, quienes ocuparon en la historia de Etruria un lugar privilegiado, ya que parece haber sido ejercida por la aristocracia, no sólo por los hombres sino también por las mujeres, como Tanaquil, mujer de Tarquinio el Antiguo y la legendaria Begoia o Ba-goia, transmitiéndose por tradición oral, teniendo los padres el honor de formar a sus hijos. Aunque el arte augural no se negaba a clases inferiores e incluso a extranjeros, como el sabino Attus Navius, augur incomparable.
Pintura de una de las tumba de Ruvo

Libri fulgurales
Los libri fulgurales trataban de la interpretación del trueno y los relámpagos. Y cada dios tenía a su disposición distintos rayos. Había once tipos de rayos y nueve dioses tenían el poder de lanzarlos. Así, Júpiter-Tinia, sólo o con ayuda de sus consejeros, lanzaba tres clases de rayos, benignos o más o menos devastadores. El primero lo mandaba a modo de advertencia, el segundo era peligroso y lo arrojaba sólo siguiendo el consejo de los doce dioses que eran sus consejeros y se abstenía de lanzar el tercero mientras no hubiese consultado a las divinidades consideradas como superiores. Otros ocho dioses arrojaban los suyos. El bizantino Johannes Lydus nos ha transmitido un calendario brontoscópico traducido del etrusco hacia fines de la República romana, que explicaba la significación de todos los truenos para cada día del año. Y según Plinio los toscanos habían dividido el cielo en dieciséis secciones, a fin de observar el cielo, sobre la base de los puntos cardinales. Posiblemente se identificaba al dios que era responsable de su envío teniendo en cuenta el punto de partida del rayo y el punto terrestre que alcanzaba. Esta ciencia de los relámpagos tiene al parecer un lejano origen babilónico y recuerda los modelos en terracota que se conocen en el Próximo Oriente.

Libri haruspicini
Los Libri haruspicini abarcaban la experiencia adquirida por los etruscos en la observación de las entrañas de las víctimas.
Este arte adivinatorio estaba tan reconocido que el Senado romano apelaba a ellos cuando se tenía noticas de prodigios difíciles de interpretar.
El examen del hígado de las víctimas (o hepotoscopia) está representado en los espejos etruscos. Y se conoce un modelo de hígado de carnero de bronce, que tiene su parte convexa dividida en 44 secciones o casillas, cada una con el nombre de uno o dos dioses. Orientado según los puntos cardinales, es una imagen del cielo etrusco, con la indicación del lugar que en él ocupa cada divinidad. Se trata de un objeto tardío, ya que al parecer es del siglo III a.C. Una raya divide la parte convexa en dos lóbulos, uno de los cuales ostenta la inscripción
usils, el sol, el otro lleva el nombre tivr, la luna.

La religión etrusca empleaba la hepatoscopia, la observación del hígado, ya que había la técnica de la adivinación a través del hígado de un cordero sacrificado. Esta práctica tenía maestros para su enseñanza, los cuales realizaban esta actividad a través de los hígados de piedra. Otra pieza importante de los textos rituales es La Bolla de Magliano, una bola de plomo donde se encuentra escrito un ritual de adivinación pues también se trataba de una técnica similar a la del hígado.


Hígado de Piacenza

Otra fuente importante es la arqueología, teniendo un resultado notable en lo excavado. Encontramos los templos, el conjunto de tumbas, y, importante, esculturas y pinturas. Cabe destacar que en estas últimas se dibujaba el ritual pero también el augurio, pues en el caso de una batalla se encontraba el episodio y lo que se quería que sucediera. También es importante la cantidad de espejos que se han encontrado, unos utensilios realizados en bronce y especialmente pulidos para poder reflejar.  La cultura etrusca tenía todo un aspecto adivinatorio sobre los rayos y el reflejo del Sol, y esta era la utilidad de los espejos. Además, una tercera fuente es la epigrafía, de la que cabe destacar Los escritos de Pyrgi, el cual narra un ritual ancho etrusco.

La etrusca, era una religión de tipo politeísta y sus divinidades intervenían en la historia humana.
Su manifestación era de tres maneras diferentes.
Primera, mediante la interpretación de un fenómeno natural por parte de una persona cualificada: ornitomancia, hepatoscopia, etc. Esto propició que cada profeta realizara su propia interpretación, pues estos pasaron de divinidades naturales a unas divinidades que comenzaban a adquirir nombres. Segundo, mediante el surgimiento de las Elegidas de Dioses, que nacieron en la perspectiva hitita. Aunque también estaban los dioses unitarios y las fiestas de dioses. La evolución religiosa pasó de llamar a la fuerza natural con el nombre de una divinidad; como por ejemplo encontramos el dios Kalu los infiernos (la parte inferior de la tierra), donde iban las almas de los cosas. Otra divinidad era el dios KiLeN, encargado del destino de cada persona que habitaba en la tierra. Esta última divinidad era compleja, pues si regía cualquier destino no había lugar para la libertad humana.

Aquí intervinieron los dos profetas ideando todo un sistema de adivinación que el hombre pueda sortear el camino marcado por KiLeN. Otra divinidad importante era Karonte, que controlaba la frontera del cielo. La gente, utilizando unos rituales, tenía la intención de asimilarse con los dioses, y para evitar que los humanos pudieran acceder a la esfera divina estaba la divinidad Karonte. Marcaba la frontera.
Y tercero, las divinidades que se presentaban como festividades eran: Aita y PeRSiFae, que equivalían a Hades y Perséfone en lengua latina. Estos dioses controlaban también el Inframundo. A la que daba lugar esta perspectiva dual de una divinidad. El culto estaba determinado según el sexo, por lo tanto cuando se quería adorar a la divinidad de los infiernos el culto femenino iba dirigido a Aita y el masculino en PeRSiFae.
Por último, la tríada de los dioses etruscos estaba compuesta por Tini, Uni y Menerva, que en la religión romana pasaron a ser Júpiter, Juno y Minerva.
Las tríadas de dioses provienen de una perspectiva religiosa indoeuropea.
Nacieron en el pensamiento hitita y llegaron a las religiones occidentales de Grecia, Etruria y Roma. Esta tríada recogía las tres dimensiones que recogía la divinidad, por lo tanto una forma de totalidad; esto significaba que englobaba todos los aspectos del mundo conocido. Las díadas y los dioses unitarios controlaban un aspecto concreto solamente.

Dioses etruscos
El principal lugar en el Panteón etrusco lo ocupaba Tinia, que era el omnipotente amo del rayo, cuyo nombre aparece cuatro veces en el hígado de Piacenza. Se equipara con el Zeus griego y al Júpiter romano, aunque sin confundirse jamás con ninguno de los dos.
Junto con Uni-Juno y Mnerva-Minerva formaba la Triada capital del Panteón etrusco, introducida en Roma por los reyes etruscos, dedicándose el templo tripartito de Júpiter Capitalino en el año 509 a.C., estando decorado posiblemente por el célebre artista Vulca, de Veyes y su escuela.
Se ha supuesto la existencia en Etruria de una triada infernal o ctónica, correspondiente a la triada celeste. La hipótesis se apoya sobre la existencia en Marzabotto, cerca de Bolonia, de dos santuarios tripartitos de los cuales uno, próximo a un mundus, pozo que comunica el mundo terrestre con el mundo inferior, se habría dedicado quizás a una triada de esta índole.
Una divinidad muy importante en el panteón etrusco fue
Vertumnus, dios originario de Volsinia, acogido más tarde por Roma, según la narración de Propercio, que vio su estatua y que le dirigió las siguientes palabras:
«Toscano de cepa toscana, no me pasa haber abandonado, en el curso de las guerras, mi hogar de Volsinios».
Fufluns equivale al Dioniso griego, al Liber latino y su figura fue muy popular en Etruria, a juzgar por la cantidad de obras artísticas en las que se le figura.
Otros dioses etruscos fueron Sethlan, dios del fuego, adorado en Perusa, Voltumna, en cuyo santuario se reunía la confederación de ciudades etruscas, Turms es el homólogo del Hermes griego y el Mercurio romano, con características de dios ctonio y guía de las almas hacía el más allá, además de dios del comercio, que fue adorado en Arezzo y cuyo nombre como Mirqurios aparece en un espejo etrusco de época tardía.
El dios etrusco Maris es el Marte romano, el Ares griego, cuya leyenda se difundió por Etruria, convirtiéndose en el amante de Turan-Venus, cuyo nombre se ha relacionado con una raíz prehelénica de la cual vendría el nombre de tyrannos. Ella es la señora, la regidora, cuya figura evoca la de la Afrodita griega. También se representa en los espejos etruscos la pareja de Apolo y Artemis, que aparecen con los nombres Aplu, Apulu, Aplum y Artemes, Aritimi, Artumi; Herclé era el Hércules etrusco, que tuvo gran importancia, Velchans homólogo de Hefasto y de Vulcano, Satre-Saturno, eran dioses de características similares, pero aún más sangriento el etrusco que el romano, ya que exigía sacrificios sangrientos.
Dios Uni

Dios Laran

Pero junto a estos dioses principales destaca en la mitología etrusca la proliferación se semi-dioses y potencias demoníacas, genios y espíritus de ultratumba a los que se conoce por las continuas representaciones en las tumbas y sarcófagos, que desvelan la concepción etrusca sobre el Más Allá.

El templo etrusco
En el mundo etrusco no se daban las actividades comerciales en el recinto, por lo tanto sólo había el ámbito religioso; pero no se trataba de un lugar para ir a orar, sino de realizar todo un conjunto de técnicas para prever el futuro y así poder actuar como consecuencia.
Los templos importantes eran los de Ahora de la reina, el cual se encuentra en Tarquinia; Templo de Portonaccio; el Templo de Cannicetta; y el Templo de Pyrgi. En estos templos había un sacerdote para escuchar la consulta del fiel y prever el destino. El clero se organizaba en tres categorías diferentes:
- KeFeN. Se refería al clero dirigente, quien administraba el templo en todos los sentidos. Sólo pertenecía a familias determinadas, por lo tanto no lo eran por vocación personal. Este clero contrataba un clero subalterno que no pertenecía a una familia concreta: Aruspicide y de la climatología.
- Los Aruspicide analizaban las vísceras de los animales para prever el futuro.
- El de la climatología, los que estudiaban los rayos pues veían un símbolo de la divinidad sobre el destino de la persona humana.
Guerreros del frontón del templo a de Pyrgi. Siglo V a.c. museo villa giulia, roma.

Había dos motivaciones para ir al templo, pues cuando alguien tenía que empezar una nueva etapa en su vida para consultar el futuro sobre la actividad que iba a realizar. La otra motivación era que hubiera tenido una visión extraña, pues no se trataba para ellos de una casualidad sino de la intervención de una divinidad; la gente iba a pedir una explicación o conseguir un sistema por si esa visión podría provocar algún daño. La gente se dirigía directamente al KeFeN y exponía el problema después de realizar una ofrenda; entonces el dirigente decidía qué clero debía ir: Aruspicide o de los rayos. Posteriormente la persona se dirigía a la divinidad que le había dicho el clero y en su templo ofrecía un sacrificio.
¿Cómo funcionaba la adivinación? El procedimiento nos cuenta en numerosas fuentes, pero hay que recordar Los papiros de la momia de Zagreb y las figuras en barro del hígado, además de la Etrusca disciplina. En cuanto a la adivinación de las vísceras, la cual se denominaba extispicina, se trataba de matar a un animal y extraer el hígado (hepatoscòpia), y allí mismo lo estudiaba. Según como era daba una explicación del signo que había visto al interesado. Para los etruscos el hígado era un ejemplo de lo que era el cielo, pues éste tenía dieciséis sectores y el hígado también el dividían con las mismas secciones. La adivinación de los rayos, la keranoscòpia, era importante porque lo relacionaban como una acción directa del dios sobre el individuo; para ellos había once tipos diferentes de rayos según la hora, donde golpeaba... El sacerdote estudiaba la tipología e interpretaba cuál era el mensaje de la divinidad. Una última técnica era la de los prodigios; pero ¿qué entendían por prodigios? Cuando un animal nacía deforme, considerado un monstruo, era llevado al templo y un sacerdote lo interpretaba como un símbolo de dios sobre el destino de la persona que lo llevaba.
Pintura mural etrusca que representa la escena de un banquete

Cómo era el más allá
El destino humano ya estaba trazado por parte del dios, por lo tanto la religión no era más que técnicas para descubrir el futuro. El ser humano moría y el alma se separaba del cuerpo, el cual era enterrado con notable veneración; el alma iba al Inframundo, pero llegaba acompañada de dos guías: la diosa VauTa, frente al alma para mostrar el camino con su luz; además también le acompaña el Psicopompo, por tanto un personaje que no era una divinidad y que ayudaba al alma llegar al Inframundo. Allí permanecía y terminaba la historia humana. Había otra posibilidad que no colocarse en la zona inferior de la tierra, sino en la zona occidental. ¿Por qué motivo? Porque allí se ponía el Sol y era símbolo de la muerte.

Gods and Goddesses Dioses y diosas
Deidad etrusca
Otros equiv.
Comentarios
Aita, Eita
Plutón
Gobernante de la personificación muertos y de los bajos fondos. La cabeza de lobo del griego Hades
Aivas, Eivas, Evas
Ajax
Terror " aivas tlamunus, aivas vilates - Terror "
Ani Y yo
Janus
Dios de los comienzos. dios del cielo (Norte)   Nota: Ani / Ana (hombre / mujer)
Aplu Aplu
Apolo
El tiempo de Dios: Truenos y relámpagos. Lleva corona de laurel, tiene el personal y el laurel ramita.
Artumes / Artimi
Artemis
Diosa de la noche y la muerte, el crecimiento en la naturaleza.
Atuns
Adonis
Renacer Dios. , voz de los dioses.Consorte de Turan
Cautha, Cath
Ê MI
Dios del sol. A menudo se muestra el aumento del océano.
Cel, Cilens
Celens
Equivalente griega Gaia. Ati / Apa Cel: Padre / Madre Tierra
Carontes
Ê MI
Demonios etruscos de la muerte. Nombre sugiere una conexión con Charún / Caronte.
Cul, Culsu
Ê MI
Culsu: El demonio etrusco: protege los bajos fondos. Antorcha y tijeras.
Evan
Ê MI
Goddess of personal immortality, belongs to the Lasa Diosa de la inmortalidad personal, pertenece a la Lasa
Ethausva Ethausva
Ê MI
Con alas Señora en servicio a Tinia
Februus
Ê MI
Purificación, Iniciación y los muertos. Asociado con febrero
Feronia
Ê MI
Etrusca diosa que protege a los libertos, asociada a los bosques, el fuego y la fertilidad.
Fufluns, (Pacha?)
Bacchus? ¿Baco?
Dios del vino, renacimiento, primavera. Naturaleza salvaje. Fertility.Son de la diosa de la tierra Semia.
Horta
Ê MI
Diosa de la Agricultura
Herc / Horacle / Hercle
Heracles
Fuerza y ​​agua?
Charún
Caronte
Demonio de la muerte; ¿Demonio Azul? Con el pelo rojo y la serpiente, alas de plumas y un hacha o un martillo. . O humano con el pelo rojo y la barba.
Laran laran
Ê MI
Dios de la guerra. Jóvenes con el casco y la lanza
El Lasa: Alpan, Evan, Racuneta y Vecu
Ê MI
Deidades femeninas, guardianes de tumbas. Atributos: espejos y guirnaldas.
Lasa Vecu
ninfa Vegoia
Profetizar
Leinth
Ê MI
Diosa sin rostro. Espera a las puertas del inframundo con Eita
Letham / Lethans
Ê MI
Protector, vive en Eita (inframundo)
Lusna, Losna
Ê MI
Diosa de la luna
Mania y Mantus
Ê MI
Guardianes de los bajos fondos. Mantua Mantus está asociada con la ciudad Mantua
Maris Maris
Marte
Agricultura. Fertility. Fertilidad. Dios Salvador.
Menrva Menrva
Minerva
Diosa de la sabiduría y las artes. Nacido de la cabeza de Tinia
Nethuns
Neptuno
Dios del agua y Moisture.Trident, caballito de mar ancla, delfines
Nortia
Fortuna
Diosa del destino y la fortuna. Al comienzo del Año Nuevo un clavo fue conducido en una pared en su santuario como un rito de fertilidad.
Persipnei / Ferspnai
Perséfone / Prosperpine
Reina del Inframundo.
Satres
Saturno
Dios del tiempo y la necesidad. El viejo hombre con un vaso hoz y hora.
Selva
Silvanus
Dios de la Tierra.
Semla
Semele
Madre de Atuns. En Madre común y motivo del niño.
Sethlans, Velchans
Vulcano
Dios del Fuego, la fragua
Silenus Sileno
Sileno
*Naturaleza salvaje"
Tarchies, Tages
Ê MI
Muchacho, Oracle, voz de los dioses. A juzgar por los surcos del campo. 2 serpientes para las piernas
Tecum
Ê MI
Dios de los Lucomones (clase dominante)
Thalna thalna
Ê MI
Amante de la Tinia. Diosa asociada con el parto
Thesan
Aurora?
Diosa del amanecer, el parto
Thethlumth
Ê MI
Deidad, el destino
Tuchulcha Tuchulcha
Ê MI
Demonio grotesco. Las orejas de caballo, el pico y las serpientes de un buitre en sus manos.
Thufltha (s)
Ê MI
Una furia: inflige un castigo en nombre de Latas
Tinia Tinia latas
Júpiter
Dios supremo. Cielo. Con Uni, y Menrva forma una tríada de dioses. Atributos: rayos, la lanza y un cetro.
Tiv(r) Tiv (r)
Ê MI
Luna deidad (cf germánica Tiw)
Tluscva (Tellus y Tellumo)
Ê MI
Tellus y Tellumo, la madre tierra y el padre.
Turan Turan
Venus
Diosa de la fertilidad amor, la salud y, diosa de la ciudad Vulci. Por lo general, retratada como una mujer joven con alas en su espalda. Atributos: La paloma y el cisne negro. Acompañado por el Lasas. Esposa de Maris.
Turms Turms
Mercurio
. Comercio y mercancía. Mensajero de los dioses. zapatos alados / personal Heraldos
Activa aitas
Ê MI
Líder "Hermes de Hades" de los muertos.
Tvath
Demeter
Diosa de la resurrección, el amor de los Muertos
Uni Uni
Juno
La diosa suprema. Ella es la diosa de la diosa cosmos, la ciudad de Perugia. Junto con su marido Tinia y la diosa Menrva que forma una tríada. Madre de Hercle (Hércules).
USIL
Ê MI
Dios del sol
Veive
Ê MI
Dios de la venganza: Los jóvenes con corona de laurel y flechas en la mano. Una cabra se encuentra junto a él.
vanth
Ê MI
Demonio femenino de la muerte. Vive en los bajos fondos. Con los ojos en sus alas que ve todo y es omnipresente. Heraldo de la muerte y puede ayudar a una persona enferma en su lecho de muerte. Atributos: serpiente, la antorcha y la llave.
Veltha
Voltumna, Vertumnus
Dios original de los etruscos, Patrono de la confederación etrusca Centrado en el fanum Voltumnae en Volsinii.God de Cambio, Estaciones.
Vetis
Ê MI
dios bajo mundo de la muerte y la destrucción

Aita o Eita
Charun (o Charu)
Tinia. 300-250 a.C., terracotta, Monaco di Baviera

Lengua Etrusca:
Las ciudades estado de la Liga Etrusca, limitadas por los Apeninos, el Tíber, el Arno y el mar, fueron los vecinos septentrionales de Roma durante la segunda mitad del primer milenio a. C. Los etruscos aparecen en la historia hacia el 900 a. C. y su periodo de grandeza política, económica e ideológica tuvo lugar entre los siglos VIII al VI a. C. Tras esa etapa se produce un declive de su influencia, si bien las ciudades-estado no fueron absorbidas por el Imperio Romano hasta el siglo I a. C., y la lengua dejó de usarse para propósitos sagrados sobre el mismo tiempo aunque desconocemos la fecha hasta la que pervivió como lengua viva. A pesar de repetidos esfuerzos de conectar la lengua etrusca con las indoeuropeas, o con las aglutinantes de tipo urálico o con las caucásicas, no se ha encontrado relación definida con ninguna lengua. 

De entre los siglos VII al I a. C. existen aproximadamente 13.000 inscripciones, pero en su mayoría se trata de pinturas funerarias o aparecen en pequeños objetos (vasijas, urnas, espejos, joyas, monedas, dados, etc.) de arcilla, piedra, bronce, pizarra, marfil u otros materiales, y son muy repetitivas: en casi todas ellas hay nombres de persona y/o fórmulas (por ejemplo eca suthi, 'esta es la tumba'). La muestra de etrusco más extensa, sin embargo, no deja de ser una curiosidad, pues consiste en un texto de 1.200 palabras en total (incluidas las repeticiones, el número de palabras diferentes es de 500) localizado en un envoltorio de lino de una momia, aparentemente adquirida en Egipto a mediados del siglo XIX y hoy en el Museo Nacional de Zagreb. Aunque sólo se comprende parcialmente, nadie duda de que, antes de que fuera cortado para servir de envoltorio o venda, se trataba de un texto ritual que recomendaba las ceremonias que debían celebrarse durante varias fechas del calendario religioso. Se desconoce el modo en que llegó a Egipto.
Mucho más relevante ha sido el descubrimiento en Pyrgi (1964) de tres placas de oro, dos de ellas inscritas en etrusco y una con un texto paralelo, aunque no idéntico (una dedicatoria a una diosa), en púnico. Existen unas pocas palabras etruscas con significado, de las que tenemos conocimiento porque han sido citadas en textos latinos y griegos. Además de un buen número de nombres de lugar, pueden entenderse, con escaso margen de error, alrededor de 200 palabras (ais 'dios', puia 'esposas', tur- 'dar', y algunos numerales, entre los que se incluyen hasta el número seis: thu, zal, ci, sa, mach, huth). También contamos con ciertas nociones sobre la gramática, en particular algunos rasgos morfológicos de los nombres, pronombres y verbos. Hay además un grupo de palabras latinas de origen etrusco, tales como atrium 'entrada de una casa', histrio 'actor', o stilus 'instrumento de escritura'. 
La lengua podría haber desaparecido en los albores de la era cristiana, aunque algunos (Bonfante, 1983: 47) han sugerido una continuidad "en la lectura y en el uso por los sacerdotes como lengua sagrada" hasta quizás principios del siglo V ya que, en el 408, los sacerdotes manejaron encantamientos y oraciones en etrusco en un intento desesperado de defender a Roma del godo Alarico. 

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2 comentarios:

  1. Me pareció una buena y completa exposición acerca del tema.

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  2. Excelente, continúe haciendo estas exposiciones que son muy interesantes

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